El uso de las Tecnologías de la Información, Comunicación, Conocimiento y Aprendizajes Digitales (TICCAD), fue altamente criticado por miles de padres de familia, docentes, investigadores y la sociedad en general, al ser consideradas herramientas de trabajo exclusivas de ciertos sectores sociales por dos razones principales: en primer lugar porque los dispositivos (computadoras, tablets, teléfonos) no se encontraban a la disposición de padres de familia, estudiantes y docentes y en segundo lugar por las redes de conexión catalogadas de mala calidad o inexistentes en algunos lugares de nuestra nación. Se cerró el ciclo escolar 2019-2020 con esta incipiente medida que dejó sinsabores, dado que no todos pudieron tomar lugar en esta manera de aprender desde la casa.
La apertura del ciclo escolar 2020-2021 ha puesto a los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a pensar en otros modos de aprender desde la casa. Después de consultar los resultados arrojados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) de 2019, que indican que 92.5% de la población mexicana cuenta al menos con un televisor y 96% de los hogares disponen de señal televisión, ya sea por decodificador, televisión digital o servicios de paga, se decide incorporar a los estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y educación media superior a la nueva estrategia de aprender en casa por televisión. Sin embargo, aún con eso todavía existen algunos estudiantes que se encuentren excluidos del proceso educativo, por ello las corporaciones sindicales pidieron incluir la radio con el fin de llegar a más estudiantes. Además, de acuerdo con el pronunciamiento de la SEP, en conferencia vespertina del pasado 3 de agosto, los libros de texto son apoyos ineludibles y serán repartidos antes del 15 de agosto en cada institución escolar.
Dadas estas circunstancias, es importante hacer una reflexión acerca de las múltiples maneras de mirar la televisión. Hay quienes la encienden para emocionarse con los goles entre equipos de fútbol rivales, estar durante varias horas mirando capítulos de sus telenovelas favoritas o disfrutar las caricaturas, videos de las canciones o talk shows. Sin embargo, me pregunto si ocurrirá lo mismo con los programas de televisión a partir de los contenidos curriculares de los distintos niveles.
Me parece interesante insistir en lo que podría ocurrir con los estudiantes, quienes fijan más la atención en las pantallas siempre y cuando el contenido que aparezca allí, sea el que ellos han seleccionado y no el que alguien haya seleccionado para ellos. Lo que quiero decir con esto es que no será fácil la adopción masiva de la estrategia porque muchos de los estudiantes no han experimentado ver la televisión con fines de aprendizaje escolarizado.
Ante el intento de que nadie quede fuera de los procesos educativos institucionales y por más esfuerzos que realice el gobierno federal desde las cúpulas, esto queda tan sólo como la utopía de la cobertura y la oportunidad, ya que en los discursos se ha notado que se han desdibujado las imágenes de la escuela y del docente, lo cual ha causado preocupación a muchos de los colegas con quienes estoy en contacto constante y quienes me permitieron por medio de las vías virtuales conocer su manera de pensar con respecto al regreso a clases desde casa y con la televisión.
A continuación, muestro algunos fragmentos de las opiniones de cinco docentes, tres mujeres y dos hombres, de distintas escuelas secundarias del municipio de Ozumba, México, con quienes dialogué hace unos días, y a quienes les pedí su opinión acerca del regreso a clases con el programa “Aprende en casa” a partir de la televisión.
“…me parece bien el uso de la televisión como medio para el aprendizaje, pero creo que es insuficiente, por lo que propongo que los docentes hagamos guardias en distintos días, con las debidas medidas sanitarias como el uso de cubrebocas, gel antimaterial y toma de temperatura para continuar el contacto cuidadoso con la comunidad escolar, mientras pasa la pandemia para que así los estudiantes que tienen problemas puedan resolver sus dudas con ayuda de los docentes.” (Maestra Silvia G.)
“…este programa pone al descubierto las carencias familiares, que no incluyen si el alumno cuenta o no con un televisor o medio por el cual pueda tener acceso a dichos programas, sino también si el alumno cuenta con un espacio tranquilo dentro de la casa para desarrollar las tareas y trabajos solicitados. Aun así el sistema educativo trata de estar al alcance de todos los alumnos.” (Maestro Antonio S.)
“Es complicado que funcione porque los alumnos aún no son autónomos […] para esta forma de trabajo a partir del programa Aprende en casa, es importante el papel que juega el maestro pues tenemos que buscar estrategias que permitan estar interactuando con el alumno para guiarlo e intervenir en su proceso de aprendizaje. Los tiempos de asesoría que el maestro va a destinar serán complejos ya que los medios de comunicación con los que cuentan son diferentes.” (Maestra Alejandra M.)
“…yo digo que [los alumnos] sigan las programaciones en la televisión y que se proporcione asesoría a estudiantes que no entiendan y que se haga desde las redes sociales y los teléfonos vía WhatsApp y sólo en casos extremos de modo presencial para evitar contagios, así se les ayuda y nadie se pone en riesgo.” (Maestro David G.)
“Estoy de acuerdo con el argumento de que es un sistema como el de telesecundaria […] pero no estoy de acuerdo porque no todas mis asignaturas se adecuan, no sé cómo le voy a hacer con informática […], creo que todavía nos falta mucha información, lo que sí queda claro es que hay nulas alternativas, por eso tenemos que tomarlo y a ver qué pasa.” (Maestra Ma. Eugenia V.)
A partir del diálogo con mis colegas, quiero hacer dos reflexiones. La primera de ella se relaciona con la pregunta ¿dónde está la escuela? Me parece que los docentes miran con nostalgia el espacio de trabajo en el que han pasado muchos días de vida y no es concebible para ninguno de ellos el despoblamiento y desaparición de la institución; cada uno a su manera añora el regreso porque considera a la escuela como un espacio de confluencia con los otros, a pesar de las problemáticas y las diferencias. La escuela también se piensa como un espacio cambiante, en donde no hay un solo modo de ella, sino que se presenta de manera singular debido a la conformación de cada comunidad escolar.
La estrategia Aprende en casa, versión 2, apenas comienza y con tanta información en las redes sociales, sería muy interesante que los estudiantes, padres de familia y docentes comencemos a mirarnos en la nueva normalidad, con la idea de que podemos construir estrategias cercanas aún en la sana distancia.
La segunda reflexión la hago a partir de la pregunta: ¿dónde está el docente? Los profesores coinciden en que la estrategia de la televisión puede funcionar en el mediano plazo, siempre y cuando exista la intervención pedagógica de los docentes, quienes pueden contribuir al diseño de estrategias de apoyo singularizadas para aquellos estudiantes que no tienen una televisión a la mano o, a pesar de tenerla, el contenido que allí aparece les es ajeno y se les dificulta su comprensión.
Los docentes no pueden permanecer ajenos al proceso de enseñanza- aprendizaje porque son quienes tienen las posibilidades de mediar entre los nuevos conocimientos y los modos de involucrarse con él, sin embargo, como se mencionado, falta mucho por aprender, lo cual significa que esta pandemia por COVID-19 también ha permitido que los docentes aprendan otras maneras contingentes de enseñanza.
Sin duda, es importante que en las escuelas exista un diálogo constante entre los integrantes de la comunidad escolar para hacer valoraciones y anotaciones sobre lo que va ocurriendo en el día a día, para que se ubique la estrategia de enseñanza por televisión propuesta por la SEP y se vaya modificando para que se adapta a las particularidades de cada institución educativa.