Blog del Faro

Espacio abierto para la reflexión, testimonios y propuestas de docentes, investigadores, asesores técnico-pedagógicos, directores, supervisores, madres, padres y estudiantes.

Aprendiendo ubicación espacial con un sentido real

En este documento la Mtra. Karen Adriana Ramírez Grado, docente de una escuela preescolar de Chihuahua, nos presenta un proyecto para que las y los alumnos de segundo grado adquieran y desarrollen habilidades, conocimientos y actitudes para establecer relaciones espaciales y utilizarlas en su vida cotidiana. Se trata de una buena práctica en la categoría “selección y reorganización de contenidos curriculares”, como parte del ejercicio de sistematización de buenas prácticas de docentes en pandemia, encabezado por Grupo Loga, el Faro Educativo de la IBERO, Proeducación, Pauta y Renaced, y cobijado también por la Red de Mujeres Unidas por la Educación.

Comienza la conversación

Karen Adriana Ramírez Grado
Maestra del Jardín de niños “Estefanía Castañeda”
Chihuahua

Ubiquemos la buena práctica

Categoría: Selección y reorganización de contenidos curriculares
Nivel y modalidad educativa: Segundo grado
Grado escolar: Preescolar General
Turno: Matutino

Fines perseguidos

El objetivo general fue lograr que las y los alumnos de segundo grado de preescolar adquieran y desarrollen habilidades, conocimientos y actitudes para establecer relaciones espaciales y ponerlas en práctica en su vida diaria. Como objetivos específicos se plantearon: i) Utilizar mapas para ejemplificar e interpretar recorridos; ii) Promover el análisis y uso de expresiones asociadas con las relaciones espaciales; y, iii) Reafirmar el conocimiento sobre las relaciones espaciales de orientación, proximidad e interioridad.

Puntos clave de la práctica

Esta experiencia puede considerarse una buena práctica porque promovió la cooperación y comunicación entre las y los alumnos mediante diversas actividades y juegos. Los infantes tuvieron oportunidad para conversar y reflexionar sobre lo que estaban aprendiendo y cómo podrían aplicarlo en su día a día. Para lograrlo, se puso al estudiante al centro del aprendizaje como un aprendiz activo, reconociendo sus saberes previos y el contexto en el que se desenvuelven.

Asimismo, se favoreció la atención a la diversidad mediante el reconocimiento de las fortalezas, formas de aprender y barreras de aprendizaje de cada estudiante en la planeación de clase, con las respectivas adecuaciones curriculares. En este sentido, también se emplearon materiales diversificados y novedosos como videos, materiales gráficos y plásticos que fueran atractivos, manipulables y que estuvieran disponibles en sus hogares.

La actividad más representativa fue la elaboración de “La mini ciudad”, la cual implicó que los alumnos hicieran un croquis, diseñaran los edificios y jugarán a desplazarse. Esta actividad se cumplió gracias a que los alumnos se involucraron plenamente como aprendices activos, la docente les brindó acompañamiento permanente y se garantizó que la actividad estuviera relacionada con su realidad. Además, se favoreció el trabajo colaborativo mediante el intercambio de ideas y se favoreció la coevaluación y autoevaluación, en el momento en que las y los estudiantes reflexionaron sobre su desempeño y el de sus compañeros.

Aunado a los elementos anteriores, las interacciones entre la docente y los estudiantes, el involucramiento de las madres y padres de familia en las actividades escolares y extraescolares desde casa, así como el trabajo colaborativo entre supervisora, directivo y docente, desde la fase de planeación, implementación y evaluación, fueron factores clave para el cumplimiento de los objetivos.

Principales cambios observados

El cambio más significativo que propició esta práctica fue el logro de aprendizajes asociados con la identificación y uso de las relaciones espaciales, ya que fue evidente que las y los alumnos se involucraron en el proceso y lograron darle un sentido real a lo aprendido. Asimismo, mejoró la interacción maestra-alumnos porque las y los niños sintieron cercanía, se les brindó confianza para participar en el proceso y se utilizó el juego como estrategia didáctica.

Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes

  • Es necesario conocer los intereses de los estudiantes para mantener en todo momento mantener motivados a los alumnos.
  • Realizar actividades para identificar saberes previos de las y los alumnos.
  • Utilizar el juego como estrategia didáctica en el campo del pensamiento matemático es muy satisfactorio y funcional, por lo cual es conveniente utilizar juegos variados para trabajar la ubicación espacial. 
  • Promover que las y los alumnos expresen sus ideas y propuestas como parte del proceso de aprendizaje.
  • Conocer los intereses de los estudiantes para mantenerlos motivados a los alumnos.
  • Ofrecer un acompañamiento sistemático al aprendizaje de los educandos y buscar que lo que se aprende tenga sentido en su contexto y su vida cotidiana.
  • Colaborar con las áreas de dirección y supervisión para la revisión de la planeación y el seguimiento de las actividades. Asimismo, es conveniente contar con el involucramiento de la inspección de zona para recibir retroalimentación.