Fines perseguidos
El objetivo general de la práctica fue comenzar con el proceso de alfabetización inicial de las niñas y niños de preescolar. Como objetivos específicos se plantearon: i) Que los alumnos tengan un primer contacto con la cultura escrita mediante la interacción con textos; II) Que las niñas y niños tengan un primer acercamiento al sistema de escritura con una intención comunicativa, y, iii) Que las alumnas y alumnos reconozcan y se apropien de su nombre.
Puntos clave de la práctica
La experiencia puede considerarse una buena práctica porque promueve las prácticas sociales del lenguaje, mediante la apropiación del sistema convencional de escritura. Como educadora, la maestra se encargó de diseñar la situación didáctica y, posteriormente, las actividades permanentes con el mismo objetivo.
La buena práctica consistió en el diseño e implementación de una situación didáctica de aprendizaje, por medio de la cuales se realizaron varias actividades, para desarrollar Aprendizajes Esperados del Campo de Formación Académica de Lenguaje y Comunicación, en transversalidad principalmente con Educación Socioemocional.
Las actividades desarrolladas fueron:
-Autoconcepto del niño.
-Saber que todos tienen un nombre y su importancia.
-Identificación del mismo.
-Reconocimiento de la letra inicial de su nombre.
-Hacer la inicial de su nombre son materiales con distintas texturas (masa, pintura dactilar, plastilina, papel, etcétera)
-Buscar y reconocer en diferentes textos (cuentos, revistas, en la fecha, enunciados) la letra inicial y posteriormente palabras que inicien igual.
-Escritura de diferentes tipos de textos (tareas, recados, invitaciones, recetas, cartas) en donde era indispensable que ellos escribieran también su nombre.
-Escritura de diferentes maneras en una hoja, en la tierra, en un pizarrón individual, en el alfabeto móvil.
La maestra brindó los medios para que las niñas y niños conocieran diversos textos y estuvieran involucrados en las actividades y entusiasmados por aprender. El equipo USAER también brindó apoyo al momento de conocer cómo realizar ajustes razonables a la planeación.
Finalmente, los padres y madres de familia fueron una parte importante de la actividad; son ellos quienes refuerzan los aprendizajes en casa por medio de tareas, el cumplimiento de materiales y la asistencia de las niñas y niños.
El tipo de recursos necesarios para implementar la Buena Práctica fueron el programa de Aprendizajes Clave, el aula y espacios al aire libre, pinturas, masa, plastilina, lápices, crayones, hojas de colores, hojas blancas, cartulinas, tarjetas con los nombres de los niños, alfabeto móvil, pizarrón mágico (una hoja enmicada).
La actividad más exitosa de la buena práctica fue que los niños tuvieron la oportunidad de escribir no solamente en papel y lápiz, sino también en otros escenarios y experimentando diversos materiales y texturas. Esto último resultaba en que se mantenían interesados y centrados en la actividad, disminuyendo las conductas impulsivas y violentas.
Respecto a lo que puede mejorarse de esta Buena Práctica, tanto en la pandemia, como después de ella, es tener bien identificado el nivel de lectoescritura de los niños, sobre todo cuando es un grupo multigrado, ya que existen más diferencias, para que las actividades no resulten demasiado elevadas para los niños, pero que sí les impliquen un reto.
Principales cambios observados
Las alumnas y alumnos conocieron su nombre y comenzaron a utilizarlo con una intención comunicativa y, al realizar producciones escritas, algunos de ellos comenzaron a usar las letras que ya conocían de su nombre para escribir otras palabras.
Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes
Cada maestro o maestra puede adecuar las actividades a su contexto, las características de su escuela, grupo y alumnos en específico, siempre y cuando continúe enfocándose en los propósitos señalados en el programa de preescolar y en el enfoque pedagógico del mismo.