Fines perseguidos
El objetivo general de la práctica fue implementar el kamishibai con alumnos de segundo año, para abordar la práctica social del lenguaje “Lectura de narraciones de diversos subgéneros”, para lograr el aprendizaje esperado de leer y compartir cuentos o novelas de la narrativa latinoamericana. Como objetivos específicos se plantearon: i) Elaborar imágenes para explicar la estructura de un cuento; ii) Narrar un cuento utilizando el kamishibai; y, iii) Comprobar el funcionamiento de la implementación del kamishibai como estrategia pedagógica.
Puntos clave de la práctica
El kamishibai es una forma distinta de impartir la clase, aunque básicamente está dirigido para niños de primaria; usado en los adolescentes logra captar su atención y concentración, cuando se realiza de manera presencial incita a la interacción grupal, ayuda en la tradición oral, despierta la imaginación y fortalece la lectura y escritura. Ayuda a estructurar textos narrativos.
Sin saberlo, la gran oportunidad de realizar una buena práctica educativa se dio cuando tuve que abordar el proyecto “Las Narraciones desde México hasta tierra de fuego”, que como práctica social del lenguaje sugería la “lectura de narraciones de diversos subgéneros”, y donde el aprendizaje esperado consistía en que los alumnos deberían leer y compartir cuentos o novelas de la narrativa latinoamericana contemporánea. Los productos sugeridos fueron los siguientes: Una tabla donde se rescatarían los principales elementos de un cuento, en base a la narración del cuento “El Almohadón de Plumas” del autor Horacio Quiroga, en voz del profesor de la asignatura; y un video breve donde se compartiría la narración de un cuento, por parte del alumno, usando elementos ingeniosos y creativos como títeres, marionetas, dibujos, guiñoles, actuación propia, etcétera.
Dicho proyecto estaba destinado para alumnos de segundo grado del “A” al “F”, en seis sesiones distribuidos en quince días, esto debido a que con la situación atípica que nos acontecía, no era posible encargar actividades diarias correspondientes a las cinco sesiones por semana que marcaba el horario de trabajo reglamentario (ello implicaba trabajo desmedido para los alumnos pues aunado a eso debían atender las demás asignaturas). Así que se optó por trabajar los lunes, miércoles y viernes de las 9 de la mañana a 2 de la tarde. Martes y jueves se destinaron para aclarar dudas, dar asesoramiento o llamadas con alumnos rezagados.
Cada proyecto por abordar imponía nuevos retos, así que, para emprender esta práctica social, después de cavilar por varios días sobre cuál sería la mejor forma de abordarlo, casi por iluminación, se me ocurrió rescatar un kamishibai que tenía“guardado” y empolvado debajo de mi cama; estaba ahí guardado desde el año 2017, cuando cursé un diplomado de Salas de Lecturas en la ciudad de Durango, y en el cual se nos expuso el tema y las bondades de este artefacto. Recuerdo que en aquella ocasión quedé maravillado, así que de inmediato me mandé a hacer uno propio, con la firme intención de explotarlo al por mayor. Los años pasaron y el Kamishibai quedó en el olvido.
El kamishibai consiste en una forma de contar cuentos surgida en Japón, suele estar dirigido a niños pequeños, aunque también es utilizado como recurso didáctico. Está formado por un conjunto de láminas que tienen un dibujo en una cara y un texto en la otra. Su contenido, generalmente en forma narrativa, puede referirse a un cuento o a algún contenido de aprendizaje. Como el texto está en la parte posterior de las láminas el kamishibai, siempre necesita un presentador o intérprete que lea el texto mientras los espectadores contemplan los dibujos.
La lectura del kamishibai se realiza colocando las láminas en orden sobre un soporte, teatrillo de tres puertas que se llama «butai», de cara al auditorio, y deslizando las láminas una tras otra mientras se lee el texto. Así pues, y sin dudarlo, rescaté el kamishibai de su exilio, lo desempolvé y tardé un par de días pensando en cómo sacarle el mejor provecho. Me hice de unas lámparas para mayor iluminación, elegí el cuento del “Almohadón de plumas”, busqué imágenes de apoyo para narrar la historia.
Reduje la historia original lo más que pude, cuidando no perder la esencia principal del cuento, finalmente preparé el “set” de grabación con una tela verde para poder insertar imágenes de fondo al video. Previo a la grabación del video tuve que practicar varias veces con el afán de dominar el cuento y evitar equivocarme lo menos posible. Una vez que comencé a grabar el video me equivoqué reiteradamente, ya fuera por los nervios, la pena de verme y escucharme o detallitos que se presentaban y que no habían sido anticipados, hasta que por fin quedó; lo último fue editar, insertar música y fondo. Sin duda, todo el proceso antes mencionado, de invertir tiempo en aprender a manejar nuevas apps, de preguntar con los mismos alumnos, de practicar haciendo pequeños videos, me llevó a poder realizar con éxito esta práctica educativa. Tuve la satisfactoria sensación de que todo lo que involucró mi nueva reinvención, por fin, había valido la pena.
Cabe mencionar que la realización del video en el que aparezco narrando el cuento del “almohadón de plumas” apoyándome del kamishibai; fue la actividad de cierre de éste proyecto que ya he descrito, sin embargo, previamente, y mediante audios, diapositivas, asesoramiento y la guía y comunicación continua con los alumnos, les di a conocer todo lo básico con respecto a los componentes de un cuento, como lo son: sus partes, tipos de personajes, narradores, tipo de final, etcétera.
Considero que esta práctica fue exitosa porque los resultados que obtuve fueron satisfactorios: los alumnos se involucraron, se emocionaron y enviaron trabajos de calidad donde se reflejó su esfuerzo y dedicación. Enviaron videos creativos y originales, mismos que me sorprendieron al observar los materiales que utilizaron para realizarlo: rejas de madera, cartón, muñecas, disfraces, calcetines, dibujos y diseños realizados por ellos mismos, incluso algunos echaron mano del diseño digital. En la primera evidencia donde los alumnos tenían que concentrar e identificar en una tabla de dos entradas los elementos esenciales del cuento de “El almohadón de plumas”, expresando cuál era el tipo de narrador, personajes, tipo de cuento y final, orden de los hechos, clímax, etcétera, la mayoría respondió acertadamente.
La actividad más exitosa de la práctica fue ayudar a recuperar la tradición oral y facilitar el contar cuentos a otras personas. Despierta la imaginación y la fantasía entre los oyentes. Fomenta el gusto por la lectura y la escritura. Ayuda a estructurar y organizar los textos narrativos.
Principales cambios observados
Al inicio de las clases en línea los alumnos mostraban apatía por las actividades asignadas, debido a que no eran lo suficientemente atractivas para ellos, no eran retadoras ni motivadoras, esto debido a que la nueva forma de trabajar no era dominada por mí, me era difícil encontrar la forma adecuada para facilitar el aprendizaje. Los cambios se observaron una vez que comencé a dominar las Apps y a diseñar videos. Al aplicar la estrategia del kamishibai, los alumnos se mostraron interesados, con mayor participación, sus evidencias mostraban más calidad. De 210 alumnos, 187 atendieron la actividad, en comparación con otras estrategias que no fueron de mayor impacto para ellos.
El profesor diseñó láminas donde se explicaba la estructura de los cuentos, así mismo eligió un cuento para narrarlo mediante el kamishibai. Los alumnos recibieron un video donde el maestro aparecía dando la clase. Finalmente, los alumnos elegirían un cuento para narrarlo mediante cualquier técnica que ellos eligieran. Se les dio guía y asesoramiento durante el diseño del proyecto.
Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes
- Algunas recomendaciones que puedo hacer a otros maestros que quisieran utilizar esta estrategia sería que lean, investiguen y se documenten sobre el uso del kamishibai, que vean videos en YouTube de personas que también lo usan, que aprendan a modular la voz para que la narración de un cuento tenga mayor impacto, que pierdan el miedo y la pena de grabarse dando una clase.
- Animarse a salir de lo tradicional y experimentar con nuevas estrategias educativas.
- Dominar variedad de Apps para la edición de sus videos, preguntar a familiares, amigos, alumnos. Pedir asesoramiento.
- En fin, darse la oportunidad de reinventarse como profesores.