Blog del Faro

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Empatía con el padre de familia

En este documento la Mtra. María Joluica Jiménez Ruiz, docente de la escuela primaria “Juan Escutia”, en Guanajuato, nos presenta diversos esfuerzos por construir y mantener la comunicación con la totalidad de familias de sus estudiantes, lo que considera fundamental para sortear los retos de la contingencia educativa. Se trata de una buena práctica en la categoría “Relación y nuevos vínculos con las madres y padres de familia”, como parte del ejercicio de sistematización de buenas prácticas de docentes en pandemia, encabezado por Grupo Loga, el Faro Educativo de la IBERO, Proeducación, Pauta y Renaced, y cobijado también por la Red de Mujeres Unidas por la Educación.

Comienza la conversación

María Joluica Jiménez Ruiz
Maestra de la Escuela Primaria
“Juan Escutia”
Guanajuato

Ubiquemos la buena práctica

Categoría: Relación y nuevos vínculos con las madres y padres de familia
Nivel y modalidad educativa: Primaria
Grado escolar: Cuarto grado
Turno: Matutino

Fines perseguidos

El objetivo general fue mejorar la comunicación con las madres y padres de familia para obtener mejores resultados educativos con cada una de las alumnas y alumnos, ahora en un marco de retos derivados y profundizados por la pandemia.

Puntos clave de la práctica

Para mí, es importante que la madre y  el padre de familia se sienta acompañado y entendido por parte de quien ejerce la docencia, porque, en la medida en que se encuentre bien, sus hijas e hijos responderán mejor a las actividades que tienen que realizar para avanzar en sus aprendizajes. Esto resulta especialmente relevante en un contexto pandemia, cuando las y los familiares son el principal medio de comunicación y ayuda que tenemos para continuar el proceso educativo formal con nuestro alumnado.

Las tres primeras semanas del ciclo escolar 2020-21 fueron de repaso en todas las asignaturas. En dichas semanas, me di a la tarea, también, de ir conociendo más a mis estudiantes, con pequeños ejercicios e inclusos dibujos sobre cómo se sentían —ya que empecé por lo emocional—.

Asimismo, me di cuenta de que algunas y algunos de mis estudiantes no habían ingresado al grupo de WhatsApp que había formado; las tres primeras semanas solo tenía registrados 15 niños de 31, era la mitad del grupo. Entonces decidí que la estrategia tenía que cambiar. Lo primero que hice tras el descubrimiento fue investigar noticias de las y los alumnos que no participaban con otros familiares. Al cabo de unos días, logré conseguir todos los números de las y los alumnos con los que no había tenido contacto.

Fui llevando de la mano a las y los estudiantes por todas las actividades que les mandaba. Digo “de la mano” porque me convertí en “maestra de 24 horas”: tenía mensajes a las dos de la mañana, a las doce, a todas las horas del día, porque las madres y padres trabajan, y, a veces, en su trabajo les permitían conectarse a internet e, incluso, imprimir trabajos —lo que me llevó a hablar con mi propia familia para que comprendiera que la forma en que iba a enseñar ahora iba a ser diferente—. Pero todas y todos estábamos en el mismo barco y teníamos que sacarlo a flote; mi compromiso con las familias fue al 100% y ellas me respondieron de la misma manera. Hice llamadas personalmente a quienes vi que, definitivamente, se les complicaba la tecnología y la economía no estaba bien en casa. Le di la importancia a su situación y, en conjunto, pudimos llegar a un acuerdo para que sus hijas e hijos no se atrasaran.

He usado varios medios tecnológicos, como Zoom, Classroom, pero, sobre todo, WhatsApp. Además, quien no cuenta con este recurso, puede trabajar con un cuadernillo que yo misma diseñé. Incluso utilicé mis estados de WhatsApp para motivar con frases a mis estudiantes, porque me di cuenta de que los veían. Sé que esto es apenas el principio; aún falta mucho camino por recorrer.

Principales cambios observados

Este acompañamiento personalizado a las familias ha contribuido a que las y los alumnos vayan avanzando de manera favorable en sus aprendizajes. Hoy puedo decir que 97% de mis estudiantes continúan su formación escolar, pese a los retos impuestos y profundizados por la pandemia.

Lo mejor ha sido ver el aprendizaje que, tanto padres y madres de familia, como estudiantes, están teniendo, y la manera en la que se están uniendo como familia para realizar las actividades. Por ejemplo, madres y padres han leído cuentos sobre las emociones o realizado una videollamada si el contenido y las indicaciones no fueron claras; varias madres y padres han trabajado a marchas forzadas, pero me han mandado trabajos, incluso atrasados.

Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes

  • Procurar ser siempre empáticos, y acompañar a las familias en este proceso.
  • El compromiso y la vocación como docente, hoy más que antes, es fundamental, ya que requiere de más tiempo del que normalmente tenemos, pero la recompensa es mucha.
  • Escuché a un ponente decir que con el ejemplo podemos más que con la queja; yo apliqué esa enseñanza, y me resultó.