Notas

Nota informativa N°16

Los días 20 y 21 de octubre de 2021 se llevó a cabo la ‘Segunda Jornada de Capacitación: Rumbo al Segundo Foro Nacional de Buenas Prácticas’ convocada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y el Faro Educativo, Grupo Loga, Programa Adopta un Talento (PAUTA), Proeducación (PROED), y la Red Nacional de Capacitadores en Educación (RENACED) y la Red de Mujeres Unidas por la Educación. El objetivo fue continuar la capacitación de diversas figuras educativas (docentes, directores, tutores, supervisores, asesores técnico-pedagógicos, etcétera) para sistematizar una experiencia que, desde su perspectiva fundamentada en evidencias, puede considerarse una buena práctica.

Comienza la conversación

En octubre pasado, los días 20 y 21, se celebró la ‘Segunda Jornada de Capacitación: Rumbo al Segundo Foro Nacional de Buenas Prácticas’, como un esfuerzo de coordinación interinstitucional entre la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, a través del Faro Educativo, Grupo Loga, Programa Adopta un Talento (PAUTA), Proeducación (PROED), la Red Nacional de Capacitadores en Educación (RENACED) y la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxEd). En esta nota se recupera una síntesis del evento de bienvenida y de las dos conferencias magistrales del evento, así como de uno de los diversos paneles que se realizaron con docentes que participaron en el primer ejercicio de sistematización de buenas prácticas en 2020-2021 y otras maestras y maestros que serán protagonistas del ejercicio en 2021-2022. 

En los próximos meses, y hasta marzo de 2022, un equipo de tutoras y tutoras que forman parte de las organizaciones convocantes, trabajarán con más de cien docentes de todo el país, para ayudarles a sistematizar sus buenas prácticas. El Faro Educativo está comprometido con este trabajo de sistematización y con su divulgación. Les invitamos a estar atentos y seguir el #BlogDelFaro en la página web del Faro (faroeducativo.ibero.mx) donde a la fecha se han publicado más de noventa documentos de buenas prácticas docentes del ejercicio de sistematización anterior. 

Miércoles 20 de octubre

La jornada fue inaugurada por Sylvia Schmelkes del Valle, Vicerrectora Académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Patricia Ganem Alarcón, Directora General de Grupo Loga S.C., Mónica Mercedes del Valle Medina, Directora de Desarrollo Educativo de ProEducación I. A. P. y Helga Patricia Frola Ruiz, integrante de la Red Nacional de Capacitadores en la Educación (RENACED). 

Sylvia Schmelkes destacó que es un evento muy especial porque cumple el propósito formativo de compartir las buenas prácticas entre pares y de aprender a sistematizarlas con el fin de comunicarlas mejor y potenciar su impacto. Además de mencionar las actividades contempladas en el evento, señaló que las experiencias que las y los docentes van a sistematizar son iniciativas realizadas con o sin el apoyo de las autoridades educativas y en ocasiones, incluso, a pesar de ellas, lo que implicó el doble esfuerzo de seguir instrucciones, a la vez que realizaban sus propios proyectos o, a veces, de contravenir instrucciones que no se adaptaban a las necesidades de su contexto y de sus alumnos. 

La Vicerrectora Académica de la IBERO remarcó la importancia de dar a conocer estas prácticas educativas, ya que, de no hacerlo, se perderían y quedarían confinadas en nuestra memoria y en la de sus alumnas y alumnos. En este sentido, agradeció a nombre de la sociedad mexicana a las y los docentes que participaron en esta iniciativa por su contribución al aprendizaje de las y los estudiantes de educación básica, frente a la tragedia educativa que ha representado la pandemia. Posteriormente, indicó que en el ejercicio de sistematización que recién comienza, en su segunda edición, se incluirán prácticas educativas en torno a siete categorías: i) educación socioemocional, ii) participación social, iii) regreso seguro a la escuela, iv) evaluación, v) inclusión frente al rezago educativo, vi) integración de la tecnología a la enseñanza, y vii) innovación didáctica en general. Por último, mencionó que se tendrá un acervo de estas experiencias probadas con el objetivo de que puedan ser consultadas por otros docentes que aprendan de sus pares. 

Patricia Ganem Alarcón, Directora General de Grupo Loga S.C., señaló que esta segunda capacitación tiene como objetivo que, en el marco del regreso a clases, las y los maestros que participan seleccionen una experiencia correspondiente a alguna de las siete categorías que han sido definidas, para observarla y estudiarla durante los próximos meses. En ese sentido, indicó que habría dos fases de trabajo. La primera, motivo del foro, pensada para incluir algunos elementos y reflexiones que permitan dimensionar la importancia de que los docentes sean observadores de su propia práctica y cómo esto incide en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes. Después, dijo, las y los docentes serán acompañados por un tutor -dedicado a la investigación o al trabajo en la sociedad civil organizada-, hasta marzo de 2022, a fin de concluir la sistematización de su práctica para integrar un documento electrónico que se distribuirá a distintos públicos, entre ellos las autoridades educativas de sus entidades.

La segunda fase, por otro lado, consistirá en la difusión de las buenas prácticas, la cual iniciará con el Foro de visibilización de buenas prácticas en el que los docentes podrán compartir su experiencia. Posteriormente, vendrán dos meses intensivos para la presentación de sus prácticas en medios, en revistas, en programas u otras actividades de difusión. Concluyó agradeciendo a las instituciones y organizaciones convocantes y participantes de este foro.

Acto seguido, Rosa Guadalupe Mendoza Zuany, investigadora del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana (UV), dictó la conferencia magistral sobre los factores y elementos del aprendizaje en los cuales centrar la mirada como docentes para recuperar sus buenas prácticas, en el marco del regreso a clases presenciales. 

Mendoza Zuany expresó el honor de participar con y para tantos docentes que buscan innovar y enaltecer su práctica. Agradeció el intercambio de experiencias organizado por las anfitrionas e inició su conferencia señalando que su trabajo en los últimos años ha sido con docentes de educación básica y que, más allá de realizar investigación educativa para generar conocimiento, ha logrado aprender de los docentes y de lo que su práctica cotidiana genera. Precisó que esta práctica cotidiana requiere ser sistematizada para que no se quede “en el tintero” y se pueda teorizar a partir de ella. 

Al inicio de su presentación, indicó que su conferencia se basa en dos ejes fundamentales: por un lado, las propuestas sobre la noción de enseñanza y aprendizaje que emergen de su trabajo con un equipo de personas muy comprometidas con la educación básica, y, por el otro, una propuesta para sistematizar y retomar buenas prácticas, tanto las que se llevaban a cabo en las escuelas desde antes de la contingencia sanitaria, como aquellas que los docentes desarrollaron durante la pandemia.  

Respecto a la importancia de teorizar sobre la enseñanza y el aprendizaje, recordó a la pedagoga afroamericana Bell Hooks, quien explica que las y los niños son los mejores teóricos porque aún no se les ha enseñado a aceptar nuestras prácticas sociales habituales como naturales y, por lo tanto, cuestionan sus fundamentos y no las conciben como algo inevitable, es decir, no ven por qué no podríamos hacer las cosas de otra manera. En este sentido, indicó que los docentes, más que responder a estas preguntas, deben estimular la capacidad de cuestionar de los estudiantes porque al hacerlo se generan las condiciones necesarias para teorizar. 

Este proceso, dijo, es equiparable al ejercicio de sistematización de buenas prácticas educativas, toda vez que puede ser un proceso de teorización en el que no solamente se describe lo que hacemos, sino que nos permite indagar sobre por qué, para qué y a partir de qué conceptos y nociones estamos haciéndolo. En este sentido, la sistematización de la práctica nos permite replantearnos conceptos y cuestionarnos si las narrativas dominantes que circulan en los medios de comunicación y en la política educativa son incuestionables o no. Al respecto, señaló que, como docentes, se tendría que estar en un constante proceso de reflexión crítica, lo que implica hacerse preguntas sobre la práctica docente para hacer de la educación una práctica de libertad. De manera que la sistematización nos invita a combinar acción y reflexión para transformar lo que haya necesidad de transformar. 

También señaló la importancia de que las y los docentes se reconozcan como seres completos y complejos, ya que en sus funciones conjugan mente, cuerpo y espíritu: “no es posible seccionarnos en sólo mente porque necesitamos esa unidad y esa integralidad para poder ser docentes que trabajan para el crecimiento personal y colectivo de los estudiantes”. En ese orden de ideas, destacó que en otros ejercicios de sistematización ha logrado aprender de otros colegas, no sólo desde su ser docente, sino desde su rol de madres, padres, abuelas, abuelos, tías, etcétera. Indicó que ello es fundamental porque la sistematización se hace desde todas las dimensiones que nos hacen ser a cada uno quienes somos. Ejemplificó esta idea con el aprendizaje que ha adquirido a partir del contacto con otros docentes que imparten la educación a su hijo y a sus dos hijas. Señaló que su experiencia como madre, antes y durante de la pandemia, le permitió alimentar su propia práctica profesional. Así, destacó que:

“Los docentes sistematizamos nuestra práctica desde lo que sentimos, es decir, lo que nos emociona, nos frustra, nos enoja o nos hace felices y es importante reconocerlo. Si nos proponemos una sistematización que dé cabida a toda esa complejidad, ésta será mucho más fructífera para la educación de los niños y para el intercambio de conocimientos entre pares”. 

La investigadora de la UV comentó que estas reflexiones surgen a partir del trabajo que realiza a pequeña escala con docentes de escuelas específicas, que se acercan voluntariamente buscando diseñar e implementar “progresiones de aprendizaje” que consisten en desarrollar procesos de formación acompañada que contribuyan a que las y los niños vinculen el currículo escolar con sus conocimientos propios -ya sea rurales, indígenas, comunitarios o urbanos-. 

Este objetivo se logra de forma colaborativa a partir de dos ejes principales: i) la escuela como constructora de conocimientos y no reproductora, por lo tanto, los docentes son agentes que pueden propiciar aprendizajes situados a partir del conocimiento del contexto en el que están trabajando; y, ii) para conocer ese contexto -tanto docentes, como alumnado- parten de historias cotidianas, con preocupaciones, conocimientos, prácticas y saberes del lugar donde viven, que en conjunto conforman “prácticas del cuidado”. Al respecto, destacó que el cuidado debería ser un eje central de la educación, ya que es fundamental aprender a cuidarnos, a cuidar a las y los demás, y a mantener espacios en donde nos sintamos protegidos y completos. 

Señaló que, a partir de este marco conceptual, emergió el proyecto que trabaja con escuelas primarias y telesecundarias en Veracruz y Yucatán, donde, en conjunto con docentes, se han generado materiales educativos para el estudiantado, ante el cierre de las escuelas, y para sí mismos, ya que la intención es que los utilicen como apoyo para las secuencias o pasos a seguir en las progresiones de aprendizaje que diseñen. Mencionó que el proceso de construcción de progresiones llevó a sistematizar lo que hacían, es decir, a documentar las actividades y destacarlas como una buena práctica. 

La conferenciante destacó dos ideas fundamentales derivadas del proyecto. La primera es un desacuerdo con la idea del “desaprendizaje de las y los estudiantes durante el periodo de pandemia por el cierre de las escuelas”, toda vez que los seres humanos aprendemos continuamente y los alumnos han desarrollado aprendizajes inesperados, por lo que  hay que reconocerlos y considerarlos en el regreso presencial a clases.

La segunda idea tiene que ver con la priorización de aprendizajes y reorganización curricular, así como la determinación de núcleos de aprendizajes básicos que permitan lograr la meta de nivelar a las y los estudiantes. Ello resulta una tendencia internacional que, desde su perspectiva, debe cuestionarse porque atenta contra el derecho a la educación y vulnera las expectativas e intereses de las y los niños sobre qué quieren aprender. Por ello, tendríamos que pensar en qué está detrás de esta priorización de “aprendizajes mínimos” que se agudizó durante el tiempo de pandemia, excluyendo la posibilidad de que la escuela sea un espacio de reflexión, así como las expectativas de que sea un espacio para formar ciudadanos integrales, más allá de las competencias necesarias para una inserción laboral temprana. En otras palabras, habría que preguntarnos qué está detrás de la propuesta extendida de los “aprendizajes mínimos”. 

De esta manera, Mendoza Zuany destacó que es importante trabajar para cuestionar y derribar los límites en los aprendizajes porque éstos son ilimitados desde el punto de vista del derecho a la educación; además, deben ser situados, expansivos y transgresores de un statu quo que sostiene la injusticia y la inequidad. Remarcó que es fundamental no subestimar, ni a los niños, ni a las familias, por lo que se requiere colaborar con escuelas y comunidades, reconociendo desde el punto de vista docente los saberes y las prácticas de las familias para lograr una educación pertinente y relevante.

Respecto a la propuesta de sistematización de la experiencia y las buenas prácticas, mencionó que en el proyecto que lidera realizan un proceso de formación acompañado con docentes en el que diseñan progresiones de aprendizaje que implementan en el aula, y que, después, sistematizan para identificar logros y áreas de oportunidad que les permita aprender de ellas. Señaló que este proceso ha sido muy emotivo porque ha llevado a los docentes y al resto de la comunidad escolar a reflexionar sobre su propio ser docente, la práctica que han desarrollado durante años y lo que quieren replantearse. A continuación, señaló que la propuesta de sistematización que realizan está inspirada en la metodología de sistematización de la experiencia, que es muy usada en la educación popular y que puede ser una alternativa muy útil porque invita a realizar procesos reflexivos. 

En este marco, indicó que la sistematización la realizan a partir de cinco ejes de análisis. El primero es que en el regreso a clases se haga un diagnóstico de aprendizajes no enfocado en el déficit, sino en la detección de qué aprendieron las y los niños sobre conocimientos y prácticas locales, siendo fundamental el énfasis en lo local que, a final de cuentas, alude a la pertinencia y la relevancia como un criterio de calidad de la educación. También se considera a los aprendizajes inesperados, es decir, qué otros aprendizajes identificamos que lograron los niños. Al respecto, la conferenciante consideró relevante mencionar que el currículum nacional no se enfoca en los aprendizajes locales, por lo tanto, aprender a identificar otras competencias y habilidades aprendidas fuera del currículum es importante, siendo las familias las principales fuentes de información para realizar este diagnóstico.

El segundo eje de análisis es la propia experiencia de las y los niños durante la escuela en casa. En esta dimensión se propone considerar testimonios y casos interesantes. En los testimonios se indaga sobre qué nos dicen las y los niños sobre su experiencia de la escuela en casa y qué podemos aprender o considerar de ello para desarrollar nuevas buenas prácticas o fortalecer las que ya estamos implementando. Mientras que, los casos interesantes refieren a niñas y niños que han logrado progresiones de aprendizajes que conectan lo local con lo escolar; en esos casos, se sondea por qué se consideró que son relevantes y qué se puede aprender de ellos.

El tercer eje analítico corresponde a las experiencias de madres, padres y familias; siendo lo que se busca el recuperar sus testimonios e identificar casos relevantes, a partir de la descripción de sus experiencias y el rol que han desempeñado en la educación de sus hijos durante la pandemia. El cuarto eje refiere a momentos o aspectos significativos en los que destaca la dimensión socioemocional de las y los estudiantes y sus familias. Por último, en el quinto eje se analizan las buenas prácticas previas y qué se puede crear con miras al futuro, considerando que el replanteamiento de la educación en el mundo post pandemia es una oportunidad para transformarlo, junto con la vida de las niñas, niños y jóvenes.

Posterior a la conferencia magistral, se realizó el panel “Experiencia docente”, en el que tres maestras que sistematizaron sus prácticas educativas durante la primera jornada de capacitación 2020-2021 compartieron su experiencia, a partir de la moderación de Mercedes del Valle Medina. En primer lugar, Adriana Matilde Zenil Ongay, docente de nivel preescolar en el estado de Michoacán, señaló que la práctica que compartirá con los presentes surgió a partir del cierre de las aulas a causa de la pandemia por covid-19, cuando inició el trabajo a distancia con su grupo. Recalcó que este nivel educativo requiere involucramiento de las madres, padres y familias, quienes al inicio del confinamiento externaban muchas dudas sobre cómo podían trabajar con sus hijas e hijos porque, de la noche a la mañana, ellos “se volvieron los maestros” sin saber cómo podían favorecer el aprendizaje de sus niñas y niños. Como docente se dio cuenta de que no solamente tenía que considerar el proceso educativo de los estudiantes, sino también el ambiente de aprendizaje de la casa y las acciones de las familias.

En este sentido, señaló que las madres, padres y familiares intentaban replicar la forma en la que ellos recuerdan haber aprendido utilizando estrategias que no eran las más adecuadas para las y los niños. Por lo que ella diseñó la estrategia “Ideas para papás” que consistió en un programa de asesoramiento a las familias con videos y cápsulas informativas, con notas escritas en las planeaciones, donde les proporcionaba una descripción detallada de los objetivos y enfoques de cada una de las actividades haciendo referencia a cómo ellos, de manera concreta, podían atender ciertos aspectos muy relevantes cuando pusieran en práctica las actividades. Por ejemplo, en la escritura se destacó que no era necesario aprenderse el alfabeto o hacer planas -como quizá muchas mamás y papás aprendieron-, sino que consistía en generar los ambientes alfabetizadores en donde ellos podían utilizar materiales que tuvieran en casa para realizar actividades como el “alfabeto móvil”, los cuentos, la literacidad y que, con ello, cambiara su percepción de cómo era el trabajo educativo en preescolar. 

Por su parte, Edna Rodríguez Zamora, docente de nivel primaria en el estado de Colima, mencionó que una ventaja que tuvo cuando se cerraron las escuelas, es que ella conocía a su grupo y, por lo tanto, sabía los contenidos que había abordado durante el ciclo escolar anterior y qué era lo que tenía que reforzar. Indicó que, ante lo sorpresivo e inédito de la pandemia, fue necesario idear e indagar cómo podía “sacar el ciclo escolar adelante”. En ese contexto, ella se cuestionó cómo le gustaría que en esos tiempos le enseñaran a ella. Con esto en mente, lo primero que hizo fue tratar de ponerse en el lugar de sus estudiantes y comenzó a idear la manera de apoyarlos, priorizando la parte emocional porque, aunque es la que más apoyo necesita, desafortunadamente ha estado “muy olvidada”. Esto es importante, señaló, “porque todos sabemos que un niño motivado es un niño curioso”.  

Así, haciendo uso de recursos digitales de acceso gratuito y partiendo de los intereses de su grupo, fue construyendo este método de aprendizaje a distancia con apoyo de varias plataformas como Kahoot, YouTube, Brainpot, Educaplay, etcétera, además de otras plataformas externas que trasladó a sus clases sincrónicas. Estas herramientas, incluyendo las pizarras digitales, Canva, simuladores, autoevaluaciones o evaluaciones, le permitieron fortalecer las habilidades sociales, cognitivas, de indagación, y de expresión oral y escrita, que fueron palpables durante el ciclo escolar en las producciones y documentos que hicieron sus alumnos y subieron a Google Classroom. Entre los logros que observó, destaca que sus estudiantes fortalecieron sus habilidades de indagación, las de tipo argumentativo y de recuperación de información de varias fuentes, en suma, sus estudiantes aprendieron a elaborar textos escritos. La maestra Edna cerró su participación destacando que su buena práctica consistió en aprovechar el abanico de posibilidades tecnológicas que existen para darle a las y los niños las herramientas que les permiten seguir aprendiendo de la manera en que a ellos les gusta. Si ellos pasan horas jugando en dispositivos electrónicos, es posible buscar materiales que a ellos les permitan acceder a aprendizajes.

A continuación, Nancy Gabriela Melo García, docente de nivel secundaria en el estado de Puebla, inició su presentación señalando que la buena práctica que sistematizó la realizó en conjunto con un compañero y entre sus antecedentes destacó que el grupo con quien la implementó era de primer grado de secundaria, por lo que los docentes no conocían a los alumnos, lo que los llevó a aplicar un cuestionario diagnóstico y un test socioemocional para conocer sus fortalezas y las áreas que requerían mayor apoyo.  

En los primeros intentos para desarrollar una estrategia de trabajo a distancia con los estudiantes, se dieron cuenta de que tienen muchas carencias y sus condiciones socioeconómicas eran diversas. Ella trabaja en la Sierra Norte de Puebla, en el municipio de Olintla, donde la marginación y la pobreza inciden directamente en los planes de continuar el trabajo escolar a distancia porque no todos los alumnos tienen acceso a un dispositivo electrónico. En este sentido, destacó que, de los 18 alumnos que tenía, solamente 6 tenían celular y sólo en algunas ocasiones podían ponerle saldo para trabajar a distancia. Con el resto de los alumnos, se hicieron visitas domiciliarias para aplicarles el cuestionario diagnóstico, exámenes y platicar con la familia. Esta última acción, desde su perspectiva, es muy relevante porque la labor docente requiere conocer el entorno de las y los alumnos e involucrarse sentimentalmente con ellos porque, de esa manera, “nos ganamos su confianza y promovemos que se interesen”.

Los cuestionarios diagnósticos permitieron identificar dos cosas importantes: 1) las y los alumnos tenían condiciones socioeconómicas diversas y, en la mayoría de los casos, adversas; y, 2) las y los alumnos no podían seguir el horario preestablecido de clases porque ayudaban a sus familias en el trabajo, incluso, hubo madres y padres que priorizaron el trabajo de sus hijas e hijos, por encima de su continuidad en la escuela. 

A partir de estos hallazgos, desarrollaron la estrategia “Modelo de aprendizaje híbrido aplicado en telesecundarias rurales” que contempló trabajar a distancia y trabajar en línea. Las clases en línea fueron en vivo para los estudiantes que podían tener acceso a un dispositivo electrónico con internet, mientras que el trabajo a distancia consistió en la elaboración de cuadernillos de trabajo adecuados a las características y necesidades de las y los alumnos que no tenían un dispositivo electrónico. Con estos últimos, además, se realizaban tres visitas domiciliarias a la semana para despejar dudas y conversar con ellos. Por último, señaló que otro elemento importante que integraron en su práctica fue la dosificación de contenidos de las asignaturas de tronco común en secundaria, de manera que pudieron transversalizar las asignaturas.

Jueves 21 de octubre

La segunda conferencia magistral del evento, titulada “Cómo garantizar espacios seguros para aprender en nuestras escuelas”, fue impartida por Martha Laura Carrillo González, directora del Colegio Hanneman en el estado de Nuevo León, con los comentario de Helga Patricia Frola Ruiz, integrante de la Red Nacional de Capacitadores en la Educación (RENACED), quien expresó que es un privilegio contar con la participación de la ponente invitada, a quien se le conoce en los escenarios educativos como la “directora de hierro”. Ello se debe a que, desde que inició la pandemia, ideó las acciones necesarias para no cerrar su escuela durante la pandemia por covid-19. Esta fue una labor inédita porque un plantel de 900 alumnos logró continuar con las clases presenciales con cero contagios. Por ello, los medios de comunicación la buscan continuamente para conocer los detalles de su experiencia e, incluso, el gobernador de su estado le pide consejos para lograr que las escuelas sean espacios seguros y libres de contagio. 

Así, Martha Laura Carrillo señaló su deseo de que su experiencia contribuya a promover la apertura de las escuelas y permita aprender de los que ya han pasado por esta situación. Reconoció que no es un camino fácil, pero es factible porque “si la respuesta no está dada, hay que buscarla”. La directora señaló que su principal motivación fue su equipo de maestros, que son cerca de 85, y los casi 900 estudiantes que van desde los dos años hasta jóvenes de secundaria.

Recordó que los primeros días posteriores al cierre de las escuelas, ella se dedicó a investigar experiencias nacionales e internacionales porque decidió que era momento de “seguir adelante”. Por ello, su objetivo siempre fue que no se pararan las actividades, ya que estaba convencida de que la educación es fundamental para la sociedad y no debía detenerse, sin importar si se estaba en un salón de clases o en casa. Destacó que el camino no fue sencillo, hubo puertas que se cerraron, pero tenía en mente que en su núcleo debía hacer lo que tenía que hacer y en eso se enfocó, en perfeccionar su metro cuadrado, fijarse sus metas y escribir instructivos de trabajo.

Reconoció que el arranque no fue sencillo porque tuvo que convencer a su equipo de docentes, capacitarse en conjunto y buscar protocolos de salud comprensibles que fueran aplicables a las escuelas de educación básica. Esto fue complejo porque al principio no había esta información, entonces crearon su propio comité de salud con las pautas que brindó la Secretaría de Salud. En este sentido, la meta principal fue no dejarse caer, no dejar caer la escuela y, si no había respuestas a todas las preguntas que se tuvieron, había que encontrarlas por todos los medios posibles. 

Mencionó que lo que más llamó la atención de las autoridades fue que la intención de no cerrar las aulas no se debía a una disminución de la matrícula, sino al firme propósito de reactivar la escuela, debido a que “las y los niños necesitan el contacto humano”. Aunado a ello, indicó que las clases en línea sí funcionaron, pero quería probar un sistema híbrido que operara de manera simultánea. Afortunadamente, pasó todos los filtros y le permitieron un aforo de 30%, por lo que pudo abrir su escuela el día 11 de junio de 2020, y ese ciclo lo terminó bajo este sistema. Ante esta apertura, la primera pregunta que le hacían los medios de comunicación era cuántos contagios se habían registrado, pero la realidad fue que no tuvieron contagios. Ello fue posible gracias a que la comunidad educativa (mamás, papás, docentes y estudiantes), hablaban el mismo idioma, es decir, todos trabajan por un factor común que es “el bienestar de nuestros alumnos”. Así, “si el papá se va a comprometer a traer al niño, es porque sabe perfectamente que el niño está sano y que no va a mandar a ningún niño a la escuela si es riesgo para otro.” En este sentido, la capacitación que se les brindó a las y los docentes ha sido “sencilla”.

Posteriormente, la directora explicó que la modalidad híbrida simultánea se trabajó en el horario de clase, como se hacía normalmente, con la particularidad de que una parte del estudiantado lo hacía dentro del salón de clases y la otra lo hacía conectada desde su casa. Ambos grupos trabajaban al mismo tiempo y formaban equipos de trabajo. Esta modalidad se utilizó el ciclo escolar pasado y también durante el inicio de este ciclo, hasta que, a partir de octubre 2021, que entró el nuevo gobernador de Nuevo León, Samuel García, se anunció que ya se podían iniciar clases presenciales con un aforo de 100%, lo que en el Colegio Hanneman ha significado cero contagios.

Respecto a las acciones específicas que se llevaron a cabo, señaló que las y los maestros se capacitaron sobre la norma covid-19 en un curso impartido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Asimismo, subrayó que para ingresar al colegio se instalaron cuatro filtros: 1) en casa, donde las familias supervisan que las niñas y niños se encuentren en buenas condiciones de salud; 2) al bajar de su vehículo, donde las maestras miden la temperatura del alumnado; 3) en la entrada de la escuela; y, 4) en el salón de clases. Las áreas de juegos y cafetería se mantienen cerradas y las aulas tienen un aforo de 20%, es decir, de 5 o 6 niños, cada uno en su espacio delimitado por cinta, a la cual llaman “zona segura”, ya que es su única área de movilidad dentro del grupo. En el caso de los sanitarios, sólo pueden ingresar dos estudiantes a la vez, cuya supervisión está a cargo del personal de intendencia. Aunado a estas medidas, en los pasillos y el gimnasio se colocaron señalamientos para garantizar la sana distancia. 

En relación con los recursos económicos, la directora Carrillo dijo que, en contraste con otros colegios, ellos no invirtieron 114 millones de pesos, sino que hicieron adaptaciones a lo que tenían como escuela. Subrayó que ella sola no hizo nada, sino que lo hizo con su equipo, sus maestras y maestros, y enfatizó que éstos son la fuerza de la escuela, pues los directores son quienes dan la idea, pero ellos son quienes le dan vida o, al contrario, ellos dan las ideas y jalan a los directores: 

“La fórmula secreta es la actitud positiva, cero negativismos y los primeros que deben empezar con esa actitud son los directivos, que le tengan confianza a su equipo de trabajo, los dejen ser porque ahí se encuentra la fuerza mayor de la escuela”. 

Aunado a ello, señaló que el filtro de salud son los termómetros, sanitizantes y gel antibacterial, pero la mayor inversión no está en los insumos, sino en convencer a la comunidad escolar de que, si uno cierra los ojos y se brinca el protocolo, metes en problemas a todo el equipo de trabajo. Es la responsabilidad que docentes y directivos asumen al permitir que las y los alumnos entren a la escuela, ya que implica que se les va a cuidar y cuidar significa hacer que la gente siga el protocolo, es “hablar todos el mismo idioma”.  

En este punto, recordó que es muy importante que todos los docentes tomen la capacitación que marca la norma porque en ellos viene ‘el ABC’ de lo que es el protocolo de salud. La norma de salud dice que el alumnado debe estar en zonas con ventilación cruzada. Por ello, en todos los salones se tiene aire acondicionado y se mantiene prendido para que esté fresco, además de que las ventanas y las puertas están abiertas. Aunado a ello, específicamente en preescolar y primaria se sanitizan los salones de clase cada dos horas, mientras que en secundaria se realiza continuamente porque cada cambio de clase las y los alumnos se mueven de salón.

Por otro lado, la escuela comenzó con un aforo de 20% en junio de 2020 y ahora que comenzaron el ciclo escolar con las clases híbridas su aforo fue de 30%, lo que después subió a 40% y, actualmente, tienen grupos con 50% de aforo y otros con 100% en modalidad presencial -con un total entre 25 y 27 estudiantes-. Los salones miden 70 metros cuadrados, por lo que también se habilitaron las cafeterías como aulas. Cabe mencionar que también el armado de los grupos es un proceso retador, pues se consideran las características y las necesidades del alumnado, así como la articulación entre la presencialidad y la modalidad en línea. Para ello, semanalmente se realiza una valoración de cómo va la escuela, diseñan nuevas estrategias y organizan reuniones con las madres y padres de familia.

Otro punto que la directora destacó es, con el fin de que sus docentes no se sintieran sobresaturados de trabajo y estrés por aplicar un modelo híbrido simultáneo, a inicios de la pandemia, cuando había oportunidad, se reunía con ellos para capacitarse y hacer simulacros. Jugaban a ser maestros en línea, combinaban la teoría y la práctica, escribieron instructivos de trabajo y también participaron en cursos de motivación. Desde la perspectiva de la conferenciante, para la directora o director, la clave es aprender a administrar los talentos del equipo, identificar sus fortalezas, ver lo positivo y el potencial en cada uno de ellos, así como permitirles coordinar o participar en proyectos donde se vean y se sientan realizados. En su caso, cada docente pertenece a un comité dentro de la misma escuela y, de esta manera, ellos se sienten parte de la institución, por lo que, en muchas ocasiones, son las y los mismos docentes quienes se acercan y buscan capacitarse entre sí. Desde luego, comentó, si un docente se encuentra cansado, se le da la oportunidad de dar su clase desde casa o bien, se les da la posibilidad de recuperarse y luego regresar sin que esto afecte su sueldo. 

Al término de esta intervención, la directora mostró fotos de cómo son las medidas de seguridad implementadas y las clases híbridas simultáneas. Además, hizo la precisión de que, en el estado de Nuevo León, las niñas y niños traen una estrella de colores porque los forman en “burbujas”, es decir, los estudiantes sólo pueden estar en grupos pequeños y las y los maestros son los responsables de éstas. Así se forman equipos de trabajo que se diferencian por colores para que, en el caso de que existiera un contagio lo puedan identificar rápidamente y darle seguimiento. 

Por último, reconoció que su colegio no está exento de la posibilidad de que emerjan contagios, pero lo que asegura que no se filtren contaminantes es el protocolo de salud, que exista una buena comunicación horizontal y, sobre todo, generar aliados y procurar la armonía en la comunidad. Cabe puntualizar que este colegio fue la primera escuela en Nuevo León en abrir sus puertas con cero contagios, lo que muestra el potencial de su experiencia para ser compartida, ya que “el éxito no está en el dinero, sino en cómo se organiza la comunidad educativa”.

Algunas preguntas pendientes que el Faro considera relevantes son las siguientes: 

  • ¿Cómo podemos contribuir a que las experiencias exitosas sean visibilizadas y retomadas por quienes toman decisiones de política pública, especialmente en condiciones tan inciertas como la realización de clases presenciales aún en pandemia? 
  • ¿Cómo se pueden crear canales de comunicación más eficaces entre los tomadores de decisiones, las autoridades educativas locales y escolares y las familias para escuchar aquello que la comunidad requiere, y proporcionar las directrices y recursos necesarios para lograrlo?
  • ¿Qué elementos debería incluir una formación docente de calidad que promueva y fortalezca la autonomía, resolución de conflictos, respuesta ante las emergencias y el trabajo colaborativo entre pares?
  • ¿Cuáles son los puntos clave que una escuela debería incluir para construir una comunidad que tenga como principios el diálogo y la mirada hacia el bien común?

¡Acompáñanos a observar (y a discutir) las políticas educativas!

Síguenos en nuestras redes sociales