Blog del Faro

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Igualdad de género: ¿Qué nos dicen los instrumentos internacionales para avanzar en su concreción?

En la vida diaria, en prácticamente cualquier ámbito en donde participemos, trabajemos, colaboremos y contribuyamos a un desarrollo sostenible, sigue persistiendo la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. De ahí la necesidad de entender y abogar por la igualdad de género, que requiere, entre otras cosas, de una estrategia de transversalización de la perspectiva de género en distintos ámbitos. En este documento las maestras María del Carmen Zamora y Helen Artega hacen un breve recorrido histórico sobre lo que distintos instrumentos internacionales han planteado para lograr la igualdad de género.

Comienza la conversación

María del Carmen Zamora López, Helen Arteaga Zamora

La igualdad de género es un principio transversal en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Su objetivo es empoderar a las mujeres y niñas para lograr una igualdad en la vida pública, económica y política. Para desarrollarla, se dice, es necesario incorporar las voces de distintos actores y sectores involucrados en las relaciones sociales, políticas y económicas de cada país, estado, municipio, condado, provincia y distrito, con el propósito de eliminar barreras, brechas y situaciones de violencia, así como también la discriminación por razones de género en el mundo del trabajo y en los espacios de toma de decisiones.

Ante la norma, tratados, acuerdos, cumbres y convenciones, los hombres y las mujeres somos iguales, por consiguiente, tenemos los mismos derechos naturales llamados derechos humanos que son inherentes a todos los seres humano. Mujeres y niñas merecemos mayores oportunidades para crecer, vivir, convivir en igualdad sustantiva.

En virtud de lo anterior, desde 1981 el Estado mexicano ratificó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, 1979), el tratado internacional más amplio sobre los derechos humanos de las mujeres. Al hacerlo, el Estado Mexicano se comprometió a eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres y a garantizar la igualdad de jure y de facto entre mujeres y hombres, es decir, tanto en las normas y leyes, como en los hechos y resultados, así como en todas las esferas del desarrollo. 

La CEDAW plantea un enfoque doble en el camino hacia la igualdad sustantiva:

El artículo 3º conmina a los Estados Parte a adoptar todas las medidas apropiadas para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de las mujeres, con el objeto de garantizar el ejercicio y goce de sus derechos humanos en igualdad de condiciones que los hombres. Esto implica incorporar la perspectiva de género en todas las leyes, políticas, programas y acciones de gobierno, incluyendo los presupuestos, para lograr un cambio estructural hacia la igualdad entre los hombres y las mujeres. El artículo 4º, por su parte, exhorta a los Estados Parte a adoptar medidas especiales de carácter temporal para acelerar la igualdad de facto y de resultados. De acuerdo con la Recomendación General Nº 25 del Comité CEDAW, estas medidas abarcan una amplia gama de instrumentos, políticas y prácticas de índole legislativa, ejecutiva, administrativa, y reglamentaria.

La propuesta es cerrar las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres, mediante medidas específicas, aplicadas durante un tiempo determinado y en aquellas áreas donde se expresan con mayor contundencia las desigualdades y la discriminación contra las mujeres y las niñas.

Lo dicho por la CEDAW, además, ha sido reforzado y complementado en diversos marcos globales para el logro de la igualdad de género, otorgando a México y los demás países una orientación sólida en la consecución para su aplicación para ello esta. Algunos ejemplos:

La Plataforma de Acción de Beijing (1995)

Establece la transversalidad de la perspectiva de género como estrategia para promover y lograr la igualdad entre mujeres y hombres, al mismo tiempo que incorpora aportes para abordar las brechas y los problemas específicos en 12 áreas críticas para el adelanto de las mujeres. A nivel nacional, regional e internacional establece las disposiciones, los mecanismos y los arreglos institucionales, organizacionales y de coordinación.

Fuente: https://mujeresjovenes.org/

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (2015)

Coloca al centro los derechos de las mujeres, al incluir un objetivo específico referido a la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas, y al definir una sólida transversalización de la perspectiva de género en las metas e indicadores de los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como en los medios de implementación, los mecanismos de seguimiento y el financiamiento. 

Fuente: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es

La Recomendación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la Igualdad de Género en la Vida Pública (2015)

Reafirma la importancia de implementar el enfoque doble para la igualdad, mediante una mejor coordinación entre las entidades públicas, mayores compromisos de todas las áreas de gobierno, estableciendo que sean claros y efectivos los mecanismos dentro de las instituciones públicas para traducir las políticas, los programas, los servicios y los presupuestos públicos en beneficios concretos para mujeres y hombres.

Ahora bien, tener conciencia de género implica, entre otras cosas, comprender las relaciones de poder entre los sexos atravesadas por las variables o condiciones de raza, clase, opción sexual, edad, discapacidad visible y nivel social que nos conlleve a una transversalidad de género. Por ello, el Comité CEDAW y la OCDE han insistido en la necesidad de que los Estados generen condiciones favorables y ambientes habilitadores para el logro de la igualdad de género. Una buena gobernanza para la igualdad es clave en este proceso sin excluir a nadie.

Para que la transversalidad de la perspectiva de género sea efectiva y conlleve hacia un cambio estructural y duradero, se requiere de:

Gobernanza para la igualdad

Fuente: ONU Mujeres/INMUJERES, adaptación de la Recomendación de la OCDE sobre la Igualdad de Género en la Vida Pública, 2015.

La transversalidad de género es una estrategia que busca lograr un objetivo: incorporar la perspectiva de género en distintas actividades; y para ello se proyectan una serie de acciones que se operan a partir del trabajo de una red de actores cuyas competencias impactan en diversos ámbitos: legislación, políticas públicas, educación, economía, política y cultura.

Fuente: OCDE, Construir un México Inclusivo. Políticas y buena gobernanza para la igualdad de género, 21017.

El objetivo 5 Igualdad de Género forma parte de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y habla de “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres” sugiere las siguientes estrategias:

  • 5.1 Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo.
  • 5.2 Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos públicos y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación. 
  • 5.3 Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina. 
  • 5.4 Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.
  • 5.5 Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.
  • 5.6 Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos según lo acordado de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen. 

Para esto último, propone: a) Emprender reformas que otorguen a la mujer el derecho en condiciones de igualdad a los recursos económicos, así como el acceso a la propiedad y al control de la tierra y otros bienes, los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes nacionales; b Mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones, para promover el empoderamiento de la mujer; y, c) Adoptar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles.

Con todo, como lo afirma Rodríguez (2018), todos los ODS se conectan de forma transversal entre sí, es decir son de carácter integrado e indivisibles. Por ejemplo, y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la desigualdad de género es un fenómeno generalizado en el que las mujeres carecen de acceso a empleo decente y enfrentan diferencias salariales por motivo de género.

  • En todo el mundo las mujeres y las niñas son privadas sistemáticamente del acceso a la educación y la atención de la salud, están subrepresentadas en la toma de decisiones económicas y políticas por los hombres; algunas, además, son víctimas de la violencia y discriminación por el simple hecho de ser mujeres de acuerdo al contexto donde viven.
  • En algunos contextos sociales y culturales los hombres pueden decidir por las mujeres, porque es tradición familiar, de la comunidad o el entorno social. Este tipo de situaciones se han hecho más visibles, más en el desarrollo integral de las mujeres se ha visto afectado de manera sistemática.
  • En el campo laboral la mujer sufre acoso sexual, hostigamiento laboral y desprestigio profesional más el trato social de indiferencia, frialdad y bloqueo en cada actividad política, educativa, social, cultural y académica.

Con base en lo que señalan Camarena Saavedra y Ducloux (2015), las mujeres, para acceder a un escalón laboral, afrontamos:

  • Techos de cristal u obstáculos para alcanzar puestos de alto nivel en las organizaciones.
  • Laberintos de cristal, que significan que, en comparación con los hombres, nos implican más tiempo para un ascenso aun cuando contemos con un nivel de experiencia laboral similar.
  • Techos de cemento, que es el rechazo a altos cargos directivos por considerarlos difíciles y por falta de conciliación de la vida personal con la laboral.
Fuente: CONEVAL. Medición de la Pobreza laboral al cuarto trimestre 2021.

Algo es claro: la propia ONU Mujeres señala que no puede haber desarrollo sostenible sin igualdad de género, además de que desaprovechar el potencial de la mitad de la población tiene implicaciones negativas de gran escala para el país

Entonces, ¿pueden los instrumentos internacionales ayudarnos a avanzar en su concreción de la igualdad de género?

Si bien las mujeres en México y el mundo han emprendido una lucha constante en contra de la desigualdad y la injusticia en razón de género, el camino por recorrer en materia de desigualdad de género es muy largo, y aunque construir un mundo igualitario está incluido en los 17 objetivos de Desarrollo Sustentable en la Agenda 2030 de la ONU, muchos gobiernos no han hecho de esta agenda una prioridad que le permita a todas y todos gozar de una sociedad progresiva en todos los ámbitos de la vida.

Desafortunadamente, las estructuras que fomentan las desigualdades entre hombres y mujeres van más allá del ámbito cultural dominante. Los estados y las sociedades perpetúan y profundizan las brechas de género promovidas por marcos normativos y políticas públicas ausentes de una perspectiva de género.

Independientemente del lugar donde vivamos, la igualdad de género es un derecho humano fundamental. Promover la igualdad de género es esencial en todos los ámbitos de una sociedad sana: desde la reducción de la pobreza hasta la promoción de la salud, la educación, la protección y el bienestar de las niñas y los niños.

Promover una cultura de igualdad de género desde el ámbito familiar conlleva a disminuir las barreras estructurales, normativas y sociales. Se debe avanzar, por tanto, entre muchas otras cosas, en eliminar la ideología patriarcal en el ámbito laboral, por ejemplo, para reducir brechas de desempleo y exclusión por las prácticas de tradicionales que no valoran las competencias laborales, éticas y académicas de las mujeres, ni respetan sus derechos humanos fundamentales.

Como vemos, es todo un desafío por cumplir el ODS 5 de la Agenda 2030. Construir la gobernanza para la igualdad sustantiva en México se logrará a través de la transversalización de la perspectiva de género para alcanzar un desarrollo sostenible desde marco global hasta local. 

Referencias consultadas

Altamirano, M., Celorui, G. y Mabire, B. (2020). Política Social e Igualdad de Género en México, 2012-2018 – Social Policy and Gender Equality in Mexico, 2012-2018. Foro Internacional, pp. 755-790. Amnistía Internacional. (2012)

Camarena, M., Saavedra M. y Ducloux D. (2015). El techo de cristal y la situación de las mujeres en los puestos directivos en México. Ponencia presentada en el XX Congreso Internacional de la Academia de Ciencias Administrativas, ACACIA, A.C, Mérida.

Moreno, M. (2013). Una lectura prospectiva de la agenda Rio+ 20: la emergencia de la gobernanza para el desarrollo sostenible. Xihmai, 8(15), 57-74. Disponible en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4164456.pdf

ONU México. (2020). El embarazo en adolescentes en México, un precio “muy caro” para la sociedad, señala UNFPA. Disponible en https://www.onu.org.mx/el-embarazo-en-adolescentes-en-mexico-un-precio-muy-caro-para-la-sociedad-senala-unfpa/

ONU Mujeres (2018) Gobernanza para la igualdad sustantiva en México. Balance de los avances, desafíos y oportunidades del diseño e implementación de la política nacional de igualdad 2013-2018. Edición: noviembre 2018, México. D.F.

Rodríguez, M. (2018). El desarrollo sostenible en los albores de los ODS y del acuerdo de París. En Gobernanza y gerencia del desarrollo sostenible (pp.20-28). Colombia: Universidad de Los Andes. 

Solís, P. (2013). Desigualdad vertical y horizontal en las transiciones educativas en México. Estudios Sociológicos, pp 63- 95.

Tepichin, A. (2010). Política Pública, mujeres y género. Disponible en: https://ana-maria-tepichin.colmex.mx/images/ publicaciones/politica-publica-mujeres-y-genero-2010-.pdf