En abril pasado, el día 29, se llevó a cabo el seminario mensual del Faro Educativo con el fin de analizar la desaparición del Programa de Escuelas de Tiempo Completo. En esta ocasión, la moderadora fue Arcelia Martínez, coordinadora del Faro Educativo, quien después de dar la bienvenida, presentó a los invitados: Alma Maldonado, licenciada en pedagogía por la UNAM y doctora en Educación Superior por el Boston College, además de editora del blog educativo Distancia por tiempos de la revista Nexos; Fausto Sandoval, profesor de educación primaria por la escuela normal del CNTE en Oaxaca, quien desde 1987, ha participado en diferentes actividades educativas, como docente y asesor pedagógico; y César Velázquez Guadarrama, doctor en Políticas Públicas por la Universidad de Chicago e investigador de tiempo completo del Departamento de Economía en la Universidad Iberoamericana.
La discusión giró en torno a preguntas guía. En el primer bloque de preguntas, Arcelia Martínez pidió a los invitados reflexionar sobre lo siguiente: Durante los casi quince años de operación del programa de Escuelas de tiempo completo, ¿cuál consideran que fue el impacto del programa? ¿Cuáles fueron sus alcances? Y ¿cuál es su opinión respecto a su desaparición y posible inclusión en el programa La Escuela es nuestra?
La primera en hablar fue Alma Maldonado, quien explicó que era importante abordar este debate tomando en cuenta la pandemia que acabamos de atravesar como sociedad y las consecuencias de esta en las y los niños, así como en la infraestructura escolar. Posteriormente, hizo la distinción entre el programa Escuelas de tiempo completo” (ETC) cuyo objetivo era establecer escuelas de horario completo en educación básica con jornadas entre 6 y 8 diarias para mejorar el desempeño educativo y la educación integral, y el programa La Escuela es nuestra, que tiene por objetivo el mejorar la infraestructura de la escuela física en los niveles educativos de preescolar, primaria y secundaria por medio de transferencias directas a las familias de las y los niños. Alma Maldonado argumentó que es sumamente relevante hacer esta distinción porque, al tener los dos programas objetivos tan diferentes, no termina por quedar claro en el discurso de la administración actual cómo será la implementación de La Escuela es nuestra. Uno de los elementos que más dudas genera es la estrategia que dieron a conocer en el mes de mayo, donde explicaban que el dinero se dará directo a las familias para que estas, a su vez, le entreguen el dinero a las y los docentes que quieran quedarse horas extras para seguir trabajando con las y los estudiantes, lo cual, dijo, genera que el gobierno se deslinde de su responsabilidad de llevar a cabo la contratación de las y los maestros, además de que tampoco queda claro cómo se determinará la jornada laboral de las y los mismos.
Enseguida, el profesor Fausto Sandoval explicó que, desde su experiencia como docente, gracias al apoyo económico que proveía el gobierno para su escuela, pudieron comprar equipo electrónico nuevo, poner losetas en los pisos, construir el aula para danza y mejorar la infraestructura física del plantel educativo. Comentó que los recursos por parte del programa ETC fueron entregados a la dirección de la escuela, además, el proyecto era supervisado por la autoridad educativa, madres y padres de la familia; a ellos se les rendía cuentas de cómo se estaba utilizando el apoyo, basándose en una ruta de mejora del plantel educativo, en el que se priorizaban los elementos que había que arreglar -con base en eso, dijo, se tomaban las decisiones para saber dónde y cómo invertir los recursos-.
El profesor Sandoval comentó que, en el 2019, la escuela de su comunidad -en la que está adscrito como apoyo pues él ya se jubiló- recibió el apoyo del programa La Escuela es nuestra, que dicho apoyo fue recibido por un comité de madres y padres de familia ellas y ellos decidieron qué se necesitaba mejorar en la escuela y cómo lo iban a hacer, sin ningún acompañamiento por parte de las autoridades educativas. Esto, desde el punto de vista del maestro Sandoval, llevó a que las decisiones para mejorar la escuela no fueran las óptimas, ya que no se priorizó lo urgente y no se tomaron en cuenta ciertos aspectos del contexto en el que se encuentra el plantel educativo, como el hecho de que está situado en una zona sísmica.
En su turno, César Velázquez Guadarrama coincidió con Alma Maldonado en que era importante analizar este tema tomando en cuenta la pandemia por covid-19 y los impactos de esta. Posteriormente, habló de la evaluación de gabinete que realizó años atrás, en donde revisó tres investigaciones cuantitativas rigurosas que analizaron el impacto del programa, encontrando que el programa ETC mejoró los resultados de aprendizaje de las y los estudiantes, en las pruebas ENLACE, tanto en español como en matemáticas, además de que también se identificó que la mejora fue progresiva a lo largo de los años y que el impacto fue mayor en escuelas que se encuentran en zonas con un mayor grado de marginación.
A parte de este trabajo cuantitativo, César Velázquez comentó que el programa ETC trae otros beneficios a las y los niños, como son: el acceso a comida nutritiva y la oportunidad que se le da, especialmente a las madres (quienes son las encargadas principales de la crianza) para trabajar. Del mismo modo, el académico ejemplificó su argumento haciendo la comparación del programa de ETC con el de “Estancias infantiles” en donde se encontró, gracias a una investigación, que el segundo programa había generado más oportunidades para las madres de familia, debido a que tenían más tiempo para buscar trabajo y/o trabajar.
César Velázquez opinó que el programa no debió de haber desaparecido, en primera instancia, lo cual es muy probable que haya ocurrido por la falta de recursos de la administración actual. Comentó también que la rectificación del gobierno ante la desaparición del programa y su inclusión en La Escuela es nuestra fue gracias a la presión pública.
También coincidió que no queda claro cómo se va a implementar el programa y planteó las siguientes preguntas: ¿Cómo se van a elegir las escuelas a las que se les dará el apoyo?, ¿Las escuelas que reciban los apoyos serán las mismas todos los años? ¿Qué sucederá con los contratos laborales de las y los docentes y quién determinará el sueldo de estos? ¿Quién resolverá los conflictos entre docentes y madres y padres familia? Finalmente, el académico comentó que la evidencia que presentó la Secretaría de Educación acerca de por qué no funcionaba el programa ETC no es válida, ya que no muestra de dónde se sacaron esos datos.
En una segunda ronda, Arcelia Martínez preguntó a los invitados ¿qué tan buena noticia era el que el programa ETC no desapareciera por completo -al subsumirse de última hora en La Escuela es nuestra? Antes de dar la palabra a los invitados, comentó que es muy importante entender que esta decisión la tomó el gobierno gracias a la presión pública, además de señalar que, aunque es muy importante que las madres y padres de familia estén involucrados en la gestión educativa, habría que definir el alcance de su participación, en tanto que, en materia pedagógica y de las necesidades de la escuela, son las y los docentes quienes tienen la última palabra. Asimismo, preguntó a los invitados, qué se necesitaría para que la implementación del programa fuera óptima.
A estas preguntas, Alma Maldonado retomó la pregunta de César Velázquez, sobre ¿por qué eliminar un programa que funciona? La académica comentó que es una decisión política en tanto que “la [actual] administración busca descalificar todo lo que se hizo en la administración anterior, desde el argumento de que la educación seguía una ideología neoliberal que fomentaba el individualismo, la mano de obra sobrecalificada y barata, entre otros elementos”.
Sobre esto mismo, Maldonado comentó que, a pesar de que la administración actual ha presentado algunos testimonios de directores educativos donde hablan de las deficiencias del programa ETC, mayores deficiencias se encuentran en el programa La Escuela es nuestra, sobre todo con la desaparición del Instituto Nacional de la Infraestructura Física (INIFED), ya que, sin la asesoría que este brindaba, las “mejoras” a la infraestructura de la escuela pueden ser riesgosas.
En su turno, el maestro Fausto comentó que la sensación que tiene es que “se fueron para atrás” en materia educativa, específicamente en educación indígena. En su opinión, hoy ya se regresó al momento en donde todo depende de los propios docentes, tanto el salario, como la continuidad de las culturas indígenas, la compra del material didáctico, entre otras cosas. Del mismo modo, explicó que el discurso antineoliberal ya se escuchaba entre los miembros del sindicato de maestras y maestros de Oaxaca, que son quienes toman las decisiones, desde antes de que llegara esta nueva administración, y que las escuelas que participaban en programas como ETC, lo hacían de manera clandestina por la diferencia ideológica que representan este tipo de programas.
Por su parte, César Velázquez habló de los riesgos de no contar con asesoría para mejorar la infraestructura de la escuela ya que, en el temblor de 2017, las construcciones educativas que más se vieron afectadas fueron las que no seguían los lineamientos recomendados por el INIFED.
Desde el Faro Educativo, las y los invitamos a la reflexión y el diálogo sobre las consecuencias de haber desaparecido ETC y subsumirlo en La Escuela es nuestra, además de compartirnos sus opiniones en el correo del Faro: faroeducativo.ibero@gmail.com o bien en nuestra cuenta de Twitter: @FaroEducativo. Dejamos algunas preguntas para esta reflexión colectiva:
- ¿Cómo garantizar que La Escuela es nuestra destine parte de su presupuesto al pago de docentes para que trabajen jornadas ampliadas, particularmente en escuelas cuyos niñas y niñas presentan condiciones de vulnerabilidad económica y mayores rezagos educativos?
- ¿Cómo se asegurará de que las y los docentes reciban un salario digno y trabajen en un horario laboral justo?
- ¿Los apoyos de la Escuela es nuestra también servirán para apoyar el servicio de alimentación que brindaba el programa ETC?
- ¿Dónde debiera estar, en qué temas, la participación de las madres y los padres de familia? ¿Qué tipo de decisiones deberían tomar ellos y qué otras las y los docentes?
¡Las y los invitamos a observar y a discutir los alcances y retos de las políticas educativas!