Para comenzar la discusión, se habló sobre el inicio del ciclo escolar 2022-2023 y el retorno a clases después del covid-19. Las preguntas que orientaron las reflexiones fueron: ¿Qué está sucediendo en las escuelas? ¿Qué saldos dejó la pandemia? ¿Cuáles son o deberían ser las prioridades de política educativa del ciclo en curso? ¿Hacia dónde se debe orientar la educación?
Roberto Rodríguez mencionó que existen retos en todos los niveles educativos; en su exposición habló de los retos de la educación básica, entre los que se destacan la pérdida de aprendizajes, el rezago y un mayor abandono escolar: “vamos mal y estaremos peor”. Comentó que la mayoría de las y los estudiantes de escuelas urbanas no adquieren el mínimo indispensable de los aprendizajes esperados; y que en las primarias indígenas 80% del estudiantado no adquiere las competencias necesarias -ni de lenguaje ni de matemáticas-. Rodríguez dijo que el enfrentamiento de todos los retos educativos va a marcar el futuro de la educación en México.
“La pandemia es una vieja maestra”, así comenzó la participación de Juan Carlos Yáñez, quien mencionó que el covid-19 dejó grandes lecciones. En sus comentarios apuntó varios retos para el nuevo ciclo escolar. Dijo, en primer lugar, que la tarea de enseñar debería ser colectiva; pero, también, que se necesita un mínimo de condiciones materiales y pedagógicas. La desigualdad social, señaló, irrumpe en las escuelas “no se detiene en la puerta de la escuela o en el salón de clases” y hoy no existe una ‘pedagogía’ que encare las asimetrías. De ahí que en la escuela debemos educar todas y todos; con pandemia o sin pandemia: necesitamos las virtudes de las y los buenos educadores.
Arcelia Martínez Bordón, en su turno, mencionó que el derecho a la educación no implica solo mirar qué ocurre con el acceso, sino con la permanencia de las y los estudiantes en el sistema educativo, y que esa mayor escolarización se traduzca eventualmente en mejores oportunidades para las y los estudiantes, para conseguir un empleo y abonar a su movilidad social. Comentó que la pandemia nos ha hecho sumar nuevos retos a los viejos retos, como son desigualdad social, la falta de recursos y de integralidad de las políticas educativas. Mencionó que hoy en día el problema más grave de deserción se encuentra en la educación media superior, aunque durante la pandemia hubo pérdida de estudiantes en todos los niveles: más de medio millón de estudiantes no se inscribieron en todos los niveles educativos. Destacó también que se necesita un plan emergente para recuperar los aprendizajes de las niñas, niños y jóvenes.
Al terminar la primera parte la discusión, Mercedes Ruiz reflexionó sobre la intervención de Rodríguez, Yáñez y Martínez Bordón preguntando ¿qué lugar ocupa la educación en materia de política pública? ¿Cuál es el financiamiento que se le otorga a la educación? ¿Cuáles son las prioridades, si es que las hay, en materia educativa? Ruiz enfatizó que con el cierre del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), se dejó de hacer una tarea fundamental para conocer el avance de las niñas, niños y jóvenes, por lo que, pese a que existen algunos datos proporcionados por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) hoy no tenemos información sobre los aprendizajes.
En un segundo momento de la mesa, se habló sobre la llegada de Leticia Ramírez Amaya a la Secretaría de Educación Pública (SEP). Al respecto, Juan Carlos Yáñez mencionó que la nueva titular de la SEP tiene un perfil político -más que educativo-. Además, dijo que el gobierno se ha desempeñado en desenmascarar el pasado, sin embargo, regresa al pasado. Es decir, se le está dando más prioridad a temas de política que de educación, lo que es realmente preocupante. ¿Encontramos progreso en estos cuatro años de gobierno? Yáñez utilizó la alegoría: ‘hombre por hombre’, es decir, solo se reemplaza la figura, pero se sigue haciendo lo mismo, en este sentido, este cambio solo es ‘mujer por mujer’ y la Secretaría de Educación Pública sigue haciendo lo mismo. Frente a los problemas que hoy tenemos, dijo, no alcanzan los esfuerzos. Comentó que la pandemia le dio al gobierno la oportunidad, en muchos sentidos, para plantear un proyecto de transformación, ya que las crisis son aceleradoras en las transformaciones, sin embargo, dijo, surge la incógnita de si lo que se está haciendo ahora en la 4T servirá para enfrentar la magnitud de los desafíos.
En su turno, Arcelia Martínez Bordón enfatizó que los problemas del sector no sólo aluden al sistema educativo, sino que son estructurales, producto de la de pobreza y desigualdad, por lo que la pandemia afectó a muchas familias mexicanas, que no tenían acceso a internet, celulares o computadora, generando una mayor brecha en los aprendizajes. Arcelia destacó las pequeñas (grandes) acciones de las y los docentes en cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje en tiempos de pandemia, pero mencionó que, en ese entonces, Delfina Gómez Álvarez (ex-secretaria de Educación Pública) sabía que el programa ‘Aprende en casa’ no era funcional e hizo caso omiso de dicha problemática. Por otro lado, Martínez enunció que, la desafiliación escolar está relacionada con la falta de calidad de la oferta educativa. Finalizó su participación mencionando que Leticia Ramírez ha estado más de veinte años fuera del sistema educativo, haciendo otras tareas, y dudó además de que ella pueda hacer frente a los retos, pues se necesita una voz crítica que le pueda decir al presidente Andrés Manuel López Obrador que el sistema está en crisis.
En el último bloque de la mesa, se habló sobre lo que se busca con el nuevo Plan de estudios para la educación básica, a lo que Roberto Rodríguez dijo que no existe una respuesta sencilla. El plan, señaló, no busca responder a los problemas que, evidentemente, están frente a todas y todos nosotros. Luego de mencionar algunos elementos del plan de estudios, como la interculturalidad, respeto y cuidado al medio ambiente, ciudadanía, etc., comentó que parece que el plan busca un cambio de mentalidad, sin embargo, no cuenta con un diagnóstico que permita identificar cuál o cuáles son las problemáticas educativas que busca resolver.
En su turno, Juan Carlos Yáñez comentó que, frente a los grandes problemas del sistema educativo, es necesario buscar otras alternativas, sin embargo, el nuevo plan de estudios no tiene coherencia con la realidad que se vive día a día en nuestro país: “El actual gobierno apuesta a la solución mediante palabras y actos de fe, y la lista cada vez se hace más y más grande”. El plan de estudios, dijo Yáñez, es confuso, y no hay claridad, por ejemplo, respecto a la desaparición de los grados escolares. Juan Carlos Yáñez aprovechó para comentar que es necesario resolver los tiempos políticos contra los tiempos de aprendizaje; además de reinventar la gestión y alejarla de la administración de medianías. Destacó que para que el plan funcione se necesita una cultura colaborativa, es decir, que las y los profesores no trabajen solos y aislados, que se aprovechen las redes que construyeron durante la pandemia entre la escuela y las familias.
Arcelia Martínez mencionó que el sistema educativo tiene muchísimos retos y que un nuevo plan de estudios no va a cambiar la educación milagrosamente, ya que es un sistema que se ha gestado a lo largo de 100 años.
Pueden encontrar la discusión completa de este y otros seminarios en el canal de YouTube del Faro Educativo.
Desde el Faro Educativo, las y los invitamos a la reflexión y el diálogo sobre los retos que enfrenta el sistema educativo en la coyuntura post-covid, qué tanto el nuevo plan de estudios puede abonar a mejorar la educación y cuánto tiempo se requiere para ello, así como qué tipo de acciones deberá encabezar la nueva titular de la SEP para sortear la crisis de aprendizajes y la recuperación de estudiantes que dejaron la escuela.
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