Fines perseguidos
Soy maestra con veinte años de servicio frente a grupo. En los últimos seis años he observado que cada vez me es más difícil entablar el proceso enseñanza- aprendizaje de mis alumnos y que tomen un papel activo. El proceso se ve interrumpido por constantes agresiones verbales y físicas, así como burlas persistentes entre sí.
Por citar algunos ejemplos, antes de la pandemia uno de mis estudiantes fue atendido por el DIF municipal puesto que pertenecía a pandillas. Otro alumno tenía un padre que cumplía una condena por asesinato y otro niño amenazaba constantemente de querer atentar contra su vida por la separación de sus padres.
Al regreso de la pandemia los problemas socioemocionales se agudizaron en el estudiantado, así como la capacidad de prestar atención en clase. Esto era así, aun cuando las dinámicas fueran variadas y divertidas.
Por esta razón propuse en las diferentes asignaturas abordar los temas desde un enfoque experimental cercano a su vida cotidiana, usando tecnología y materiales concretos. Sin embargo, no lograba captar su atención porque era opacada por su propio mundo. Había tanto dolor, rabia contenida, tristeza y abandono que en cualquier momento explotaba.
Esta situación me llevó a plantearme varias preguntas: ¿Cómo podemos los docentes tocar las fibras de nuestros alumnos y provocar empatía si han vivido muchos de ellos situaciones desgarradoras? ¿Hasta dónde llega el límite de nuestro actuar? Y más aún ¿Cómo pasar del discurso a la acción cuando hablamos de una educación humanista basada en los valores universales como lo demanda la Nueva Escuela Mexicana? ¿Cómo yo maestra puedo sanar esas partes de mis estudiantes si no soy psicóloga ni terapeuta? ¿Hasta dónde es mi límite de acción para que impacte en su actuar dentro del aula? ¿Cómo puedo captar su atención si muchas de las veces yo misma estoy dividida absorta en mis pensamientos y problemas personales?
Es por ello que di prioridad a la educación socioemocional como eje articulador de las demás asignaturas e incorporé algunos rasgos de la terapia Gestalt y adapté el método Oaklander para trabajar emociones y el autoconocimiento dentro de las clases.
Objetivo general
- Entrenar la capacidad de atención en los alumnos de sexto grado de primaria para dirigirla a su mundo interior y exterior tomando conciencia de sí mismos y del entorno mediante estrategias de darse cuenta y de expresión.
Objetivos específicos
- Aplicar estrategias expresivas haciendo uso de unidades temáticas del grado para autoidentificar actitudes y desarrollar un mayor autoconocimiento.
- Llevar a cabo ejercicios de darse cuenta que inciden en la toma de conciencia en el aquí y ahora dentro del salón de clases.
- Trabajar para mejorar la capacidad de atención en los diferentes campos formativos, mediante secuencias didácticas de aprendizaje como: Yo soy un ave, Mi títere de colores, Un barco en medio de la tormenta, en donde el eje articulador es la educación socioemocional.
Puntos clave de la práctica
En el siglo XXI la educación ha volteado su mirada a una formación integral de los educandos donde se tome en cuenta a las personas como individuos, desde su contexto familiar, comunitario, Estatal, Nacional y como ciudadanos del mundo para que ejerzan plena y responsablemente sus capacidades (NEM). Dentro de esta perspectiva las y los estudiantes son vistos de manera integral, como una totalidad, con una personalidad en permanente cambio y constante desarrollo e imbuidos en un contexto interpersonal (Aizpuru, 2008).
Con base en lo planteado, me parece necesario abordar mi práctica docente desde un enfoque holístico tomando en cuenta los aspectos cognitivos, sociales, emocionales y físicos.
Delors (1994) planteó los cuatro pilares de la educación: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser, y recalcó que para que los estudiantes integren nuevos saberes tienen que poder relacionarlos con el entorno y aplicarlos en su vida cotidiana. Por otro lado, la reflexión de las estrategias metacognitivas se refiere a cuando los alumnos se dan cuenta de sus procesos mentales y pueden auto monitorearse (UNESCO, 1994).
Principales cambios observados
La buena práctica se realizó en la escuela primaria Lic. Adolfo López Mateos con clave: 25EPR0378P, la cual pertenece a la zona escolar 042, del sector educativo VII, ubicada en calle Sixto Osuna s/n Villa Unión, Mazatlán, Sin.
El grupo de 6°A donde se llevó a cabo está conformado por 25 alumnos, de los cuales 12 son hombres y 13 mujeres. Con un rango de edad entre los 10 y 11 años.
La buena práctica cuyo eje principal fueron las emociones, consistió en plantear una serie de estrategias donde los alumnos expresaran su coraje, otras en las que tomaran autoconciencia de sus sentires y no los reflejaran en los demás.
En esta actividad mi rol como maestra fue establecer ambientes de aprendizaje donde los alumnos tuvieran un papel activo en su proceso educativo a través de implementar espacios donde se explota la creatividad y la expresión. Los estudiantes que han estado conmigo durante quinto y sexto grado han tenido diversas transformaciones.
Los principales cambios que observé como resultado de estas prácticas es que poco a poco identificaban sus emociones dentro del salón de clases, responsabilizándose cada vez más de sus acciones y mejorando las relaciones interpersonales con sus compañeros. Han tomado conciencia y pueden analizar meta cognitivamente cuando se distraen y tienen la capacidad de tomar un papel activo para recuperar su atención en el proceso enseñanza aprendizaje. Son capaces de autorregularse. Como consecuencia han tenido mejores resultados en el logro de los aprendizajes esperados. He observado también que su autoestima se ha enriquecido ya que tienen mayor capacidad de escucha activa y respeto entre sí.
Los recursos que se implementaron fueron variados: libro de texto, cuaderno de dibujo para educación socioemocional, colores, plastilina, cartón, material de reúso, proyector. Sin embargo, el recurso principal fueron las estrategias de relaciones interpersonales; mías con ellos y de ellos entre sí.
Las estrategias más exitosas fueron las siguientes:
El darse cuenta
Esta actividad fue un entrenamiento constante de llevar la atención de los alumnos hacia tres puntos. A partir de la siguiente secuencia. Para iniciar se les dijo: cierra tus ojos, siéntete cómodo, presta atención a tu respiración. Ahora date cuenta de todos los ruidos de fuera ¿qué escuchas? (lo externo), regresa a tu cuerpo, ¿qué sensaciones tienes? (lo interno), es momento de que observes tus pensamientos (lo cognitivo) ¿De qué te das cuenta?
Después se les pidió que comentaran su experiencia y la acompañaran de un dibujo. Dicho ejercicio nos ha servido para que en los momentos en los que los alumnos se distraen regresen al aquí y ahora utilizando la siguiente pregunta “¿De qué te das cuenta?”. Algunas de sus respuestas son: estaba distraído con mi compañero, estoy jugando con mi lápiz, o estoy molestando a los demás. De esta manera toman conciencia de sí mismos y regresan a la actividad académica.
Trabajo de expresión
Para empezar el día se llevaba a cabo una actividad en la que debían cerrar los ojos y contactar con su rabia contenida. Se les dijo que el objetivo era crear un espacio seguro para expresarla.
Mediante la actividad “mi grito es un desahogo”. Esta es la secuencia de la actividad: se les dio la indicación de dar cinco saltos en su lugar y en el último salto lo acompañaran con un grito de desahogo de su coraje. Esta actividad se repitió hasta que se iban calmando.
Otras estrategias similares fueron “la toalla de mis corajes” y un “papel que se desgarra”.
Una vez terminado este ejercicio los estudiantes se sentían más ligeros para empezar el día.
Trabajo transversal con el Método Oaklander
Un trabajo enriquecedor que logré incorporar en todas las asignaturas fue la aplicación del método de Violeta Oaklander. Apliqué este método para abordar el componente emocional en las secuencias didácticas de “Mi animal extinto favorito”, “El vuelo de Ícaro”, “Soy un ave”, “Mi títere de colores” “Dentro del caballo de Troya”, “Un barco en medio de la tormenta” y “El mercado de los aztecas”.
Este método consta de tres pasos: 1.- Descripción del objeto. 2.-Características del objeto desde la primera persona. 3.- Menciona en qué se parece a ti.
Ejemplo; las indicaciones que di a mis estudiantes fueron: elabora tu animal extinto favorito con plastilina, luego haz un texto breve donde lo describas, posteriormente descríbelo en primera persona. Por ejemplo: soy un mamut grande, feroz, me pongo a la defensiva. Por último, responde en qué se parece a tu vida o que tiene que ver contigo. ¿De qué te das cuenta?
De manera similar trabajé con las demás secuencias didácticas usando técnicas de dibujo con acuarelas o plumones.
Tema o asignaturas en las que se implementó la Buena Práctica.
Para iniciar las clases, o cuando se distraían los alumnos y alumnas, implementaba algunas de las herramientas mencionadas anteriormente. Estos son algunos de los temas abordados durante el ciclo escolar en los que utilicé estas estrategias socioemocionales. Las partes del círculo y su perímetro, especies endémicas y regiones naturales, redacción de un texto, desarrollo de un juego motor, los griegos, animales en peligro de extinción, una obra considerando textura y forma, basura orgánica e inorgánica, figuras geométricas, análisis de palabras con “b”, tiempos verbales y adjetivos entre otros. Por ejemplo, cuando utilizaba el método Oaklander del objeto que tenían que seleccionar tenía que ser acorde a la temática (se adjunta foto “El mercado de los aztecas”).
Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes
El abordar la educación Socioemocional desde un enfoque expresivo demanda de los maestros la capacidad de estar alerta para que los alumnos se sientan en un clima de seguridad, confianza y respeto.
Los docentes tenemos que estar conscientes que nuestro papel sería el de acompañarlos en la expresión de sus emociones, donde no se salga de proporción.
Lo que considero pude haber hecho distinto es otorgar mayor tiempo en las actividades de socialización de las experiencias, ya que todos los alumnos tenían interés de ser escuchados y algunas veces no pudo ser así.
Mi sugerencia y recomendación es que los docentes deberíamos incorporar herramientas socioemocionales como el darnos cuenta en nuestra práctica docente. Utilizando el aquí y ahora para acompañar a nuestros estudiantes en su proceso dentro del aula. Es importante “sentir la clase”, prestar atención a sus rostros, acciones, posturas, expresiones. Si están “realmente” en clase o divagan. Traerlos de vuelta, nos ayudará a que tomen control de su propio proceso de aprendizaje, que repercutirá en mejores resultados.
Material multimedia de soporte: