“La educación es un derecho humano con un inmenso poder de transformación”.
Kofi Annan
Hoy sabemos, con base en múltiples evidencias, que la educación socioemocional genera diversos tipos de cambios y beneficios en las personas que voluntariamente muestran “apertura” hacia este tipo de formación. De acuerdo con Álvarez (2020), la educación socioemocional obedece a distintas necesidades sociales y tiene como objetivo reflexionar sobre los fines de este tipo de educación desde diversas perspectivas: de prevención y atención para el desarrollo personal, el logro de desempeños efectivos y como alternativa para la generación de bienestar y plenitud.
A partir de ello, me di a la tarea de diseñar e impartir dos acciones formativas gratuitas, a modo de taller, encaminadas a desarrollar y/o fortalecer la educación socioemocional en un ámbito socio-comunitario al noreste de la Ciudad de México. En este documento presento un breve recuento de los dos talleres dirigidos al público general en un Centro PILARES, con la finalidad de brindar algunas pistas a otras colegas que deseen replicar este ejercicio.
Sobre las intervenciones pedagógicas de educación socioemocional
Los dos talleres en modalidad presencial se desarrollaron en un Centro PILARES al noreste de la Ciudad de México. El primer taller “Inteligencia emocional: habilidad para toda la vida” tuvo una duración de 10 horas y se impartió en cinco días. El segundo, “Bienestar emocional”, tuvo una duración de 4 días, sumando actividades en 8 horas.
Fui afortunada porque desde la difusión de los talleres hubo una respuesta comunitaria, asistiendo al primero, “Inteligencia emocional: habilidad para toda la vida”, un total de 7 participantes. El taller se realizó en un horario matutino, de lunes a viernes, con mujeres en un rango de edad de entre 35 y 75 años, en su mayoría amas de casa, comerciantes y jubiladas notablemente expectantes a la temática en cuestión.
Como punto de partida del taller, destiné tiempo para implementar la técnica de rapport con el fin de crear un ambiente para el aprendizaje donde hubiera confianza, calidez y un sentimiento de seguridad emocional. Asimismo, previo al taller utilicé una técnica de relajación con música de fondo -mediante secuencias de respiraciones profundas y conscientes- con el objetivo de propiciar en las participantes un estado de relajación cerebral, corporal y emocional.
Como parte del contenido del taller, trabajé en el desarrollo de la conciencia y su relación con las respuestas emocionales, seguido del énfasis en el reconocimiento de las emociones básicas presentes al momento a través de la herramienta del Medidor Emocional o Mood Meter (elemento del Programa RULER).
En el taller se puso énfasis en la necesidad de entrenar la autorregulación para la toma de decisiones conscientes y responsables a lo largo de la vida (Inteligencia emocional). Al respecto, en concordancia con Chao (2020), “autorregular” las respuestas emocionales implica aprender a PARAR para reconocer la emoción que nos aborda, así como tomar perspectiva en determinadas situaciones de vida, lo cual forma parte de la alfabetización emocional.
De forma alentadora, y como lo plantean López-Cassà y Bisquerra (2023) me percaté de diversas “emociones epistémicas” en las mujeres participantes tales como sorpresa, curiosidad, apertura y entusiasmo explícito e incluso, en cierto momento del taller, en una de las actividades, las asistentes compartieron experiencias de vida pasadas y presentes que les “detonaron” emociones agradables, pero también algunas aflictivas. Sobre esto último, las participantes tocaron temas muy personales: una de ellas habló de su enfermedad (cáncer), otra compartió un problema relacionado con la convivencia familiar y otra comentó sobre una situación de abuso.
En el segundo taller, “Bienestar emocional”, que tuvo lugar tres semanas después del anterior, la mayoría de las mujeres que asistieron al primer taller se inscribieron y tuvieron la oportunidad de volver a compartir sus emociones y experiencias de vida, mostrando su interés por la temática de las “emociones”.
Fue muy gratificante escuchar que les gustó el primer taller y que tenían expectativas de seguir aprendiendo entre ellas y conmigo. En esta acción formativa, destiné tiempo para realizar el rapport y la técnica de relajación con la variante de que se realizó con una música de fondo diferente y con más tiempo de duración.
Entre los contenidos del este segundo taller, se incluyeron explicaciones sobre el cerebro triuno, diferentes conceptualizaciones de bienestar, los tipos de bienestar, la Pirámide de Maslow y algunas orientaciones para fortalecer el bienestar general y emocional. Con relación a las actividades que programé planteé cuatro preguntas iniciales para propiciar el pensamiento crítico: ¿Consideras que lo que comes diariamente afecta tu estado de ánimo? ¿Tu postura corporal contribuye a tu bienestar? ¿Con qué frecuencia tu atención huye del “momento presente”? ¿Tu cerebro influye en tu estado de bienestar?
Otras actividades fueron la “Rueda de la vida” y el “Análisis del caso de Pepe”, un joven de 15 años que padece ansiedad, presenta problemas frecuentes de insomnio, socializa poco y constantemente está pensando qué carrera estudiará para “alegrar” a su familia. Con base en lo anterior, en el taller se preguntó: ¿qué le aconsejarían a Pepe para que construya su bienestar?
Principales cambios observados
El trabajo dentro de los talleres buscó brindar conocimientos y estrategias, además de poner en práctica distintas habilidades socioemocionales (HSE), tales como el autoconocimiento, autoestima, empatía, colaboración y perseverancia. Se buscó también, a partir de los ejemplos y prácticas, que los talleres abonaran a una mayor “autonomía” y a mejorar la percepción de “autoeficacia” de las participantes.
En ambos talleres se pudo observar que los contenidos como el ambiente de aprendizaje les generó motivación para asistir. Las personas que participaron fueron puntuales, pacientes, creativas y en todo momento se propició la escucha activa.
Recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes
La implementación y “acercamiento” de acciones formativas de educación socioemocional específicamente en el contexto socio-comunitario sin duda alguna reporta múltiples beneficios, así como retos. Por tanto, la capacitación del tallerista y/o docente resulta fundamental para la adaptación de estrategias en el ámbito didáctico, práctico y socioemocional.
Para el trabajo en este tipo de talleres sugiero la técnica del “aprendizaje situado”, en donde el insumo principal es la realidad. Se debe partir de situaciones concretas, extraídas de la realidad para propiciar análisis, reflexión, involucramiento, pensamiento crítico, creatividad, toma de perspectiva y, por ende, toma de decisiones.
Asimismo, resulta fundamental reconocer y respetar la heterogeneidad de las y los participantes o aprendices. Enseñar y trabajar en aulas heterogéneas requiere que se reconozca la diversidad inherente al ser humano con el objetivo de que se aproveche, aborde y conserve. Al respecto, Gimeno Sacristán expresa:
Todo lo que pueda hacerse por romper la uniformidad de las fuentes de información, por introducir ritmos de aprendizaje diferenciados, atención y recursos distribuidos entre alumnos según sus desiguales necesidades, por desbordar los espacios de aprendizaje, por disponer tareas distintas en las que se pueda trabajar al mismo tiempo con alumnos, por admitir estilos de aprendizaje diferenciados, serán recursos para que, sin renunciar a un proyecto de cultura común compartida desde la radical singularidad de cada uno, pueda hablarse de una escuela estimuladora de la autonomía y de la libertad, que es en la que puede purificarse la idiosincrasia personal creadora (Sacristán, 2000, en OEI, 2015, p. 1).
Otro aspecto muy importante es abordar la educación socioemocional desde una mirada sistémica (Flook y cols., 2022 citado por Rodríguez, 2022), en donde la familia y la comunidad cobran sentido como fuentes de acciones y mejora continua.
Comentario final
La educación socioemocional es una herramienta poderosa que contribuye al “florecimiento humano”, al impulsar relaciones sanas y nutridas del individuo consigo mismo, con quienes nos rodean y con nuestro entorno (Rodríguez, 2022).
Estoy cierta de que la garantía del derecho a la educación equitativa y de calidad durante toda la vida y para todos (en todos sus formatos, formales y no formales y justamente para todas las personas independientemente de su edad) implica brindar herramientas necesarias (cognitivas y socioemocionales) para propiciar ese florecimienot humano”, para mejorarlas relaciones intrapersonales e interpersonales; un sólido y creciente sentido de agencia; y la autogeneración de bienestar y valores, entre otros aspectos.
Los talleres que tuve la oportunidad de impartir me dejan satisfecha y con ánimos de seguir contribuyendo, en ámbitos educativos formales e informales.
Referencias
- Álvarez, E. (2020). Educación socioemocional. Controversias y Concurrencias Latinoamericanas, vol. 11, núm. 20, pp. 388-408. https://www.redalyc.org/journal/5886/588663787023/html/
- Chao, C. (2020). Educación socioemocional: educar sobre y desde las emociones. https://youtu.be/b8ztTSF47GE?si=TISug8yPZkj96XCq
- López-Cassà, È., y Bisquerra, R. (2023). Emociones epistémicas: una revisión sistemática sobre un concepto con aplicaciones a la educación emocional. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 3(2), 35-60. https://doi.org/10.48102/rieeb.2023.3.2.58
- Organización de Estados Iberoamericanos. (2015). Directores que hacen Escuela. Enseñanza en aulas heterogéneas. Buenos Aires. https://portaldelasescuelas.org/wp-content/uploads/2016/03/1_a_Ensenanza_en_aulas_heterogeneas.pdf
- Rodríguez, E. (2023). Educación socioemocional para el florecimiento humano. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 3(2), pp. 9-12. https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/63/160
Anexo