Fines perseguidos
Las y los alumnos pasan gran parte de su infancia y adolescencia en las aulas, en estos periodos principalmente se produce su desarrollo emocional. El entorno escolar, es considerado uno de los espacios privilegiados de socialización emocional, en el cual los docentes nos convertimos en referentes y modelos en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. Poseer habilidades emocionales tiene una finalidad claramente educativa para los estudiantes.
Aprender y desarrollar estas habilidades emocionales que favorecen un entorno tranquilo y seguro dentro y fuera del aula, sin duda como profesional se volvió en un gran reto. Las múltiples tareas tanto profesionales como personales que requería atender, la atención de un grupo numeroso con todo lo que su diversidad implica, la relación poco empática, incluyente y solidaria entre algunos estudiantes, sin desearlo, a menudo me llevaba a estados emocionales poco favorables, lo que a su vez impactaba en el ambiente de aprendizaje incluyente, diversificado y efectivo que se requería promover en el grupo. Con pocos espacios para el diálogo y la negociación indispensables para la resolución de conflictos. De ahí que, uno de mis principales fines era primeramente reflexionar sobre mis maneras de reaccionar, conducirme y relacionarme con el alumnado, así como brindarles herramientas para fomentar un clima seguro y de confianza que contribuye a una sana convivencia y cultura de paz en el aula.
Puntos clave de la práctica
La Buena práctica que les describo surgió de la necesidad de favorecer ambientes sanos de convivencia y aprendizaje con las y los alumnos del segundo grado de primaria. Antes de comenzar el ciclo escolar 2023- 2024 tuve la oportunidad de conocer parte de la dinámica del grupo a través de las fichas descriptivas que la docente que los atendió en primer grado elaboró. En siete de estas se describía que algunos estudiantes presentaban conductas disruptivas, que provenían de familias separadas y que tres de estos tenían canalizaciones psicológicas ya que habían mostrado conductas agresivas y que recomendaba darles seguimiento. Así mismo, se me recomendó trabajar con el grupo valores como el respeto, la tolerancia e inculcar la disciplina, entre otras. Pero, lo que más llamó mi atención fue que uno de los alumnos había sido diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA) a quien llamaré “Kevin” para resguardar su identidad. A partir de la ficha y lo que me compartía la docente, este estudiante, no lograba medir peligros, se colocaba bolsas de plástico en la cabeza, se salía de las instalaciones correspondientes del nivel de educación primaria. Al respecto, les comparto que, al ser centro escolar, aquí en el estado de Puebla, las escuelas están dentro de un mismo complejo. Entonces, el estudiante recorría las instalaciones de secundaria y preescolar. También, se escondía de la maestra, agredía a sus compañeros(as) física y verbalmente, no respetaba las pertenencias de los otros incluyendo las de la docente, metía los dedos a la comida de sus compañeros (as) o se las quitaba, gritaba en el salón, golpeaba las mesas, mentía y mostraba desinterés en las actividades académicas.
Ante los antecedentes de este grupo, debo confesar que titubee en querer atenderlo, puesto que parecía un gran reto con lo que la docente señaló en la ficha. De pronto, recordaba que ciclos atrás había tenido una situación similar en donde atendí a un alumno diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD) lo cual fue muy complicado por el desconocimiento que tenía y los pocos recursos pedagógicos con los que contaba para apoyar al estudiante. Al finalizar ese ciclo escolar, sentí que me había implicado un gran desgaste físico, mental y emocional. De hecho, debido a como se presentaron las circunstancias requerí tomar terapia psicológica por algún tiempo. Así que este reto me parecía muy complejo, y me daba temor que volviera a suceder lo mismo.
Ante tal hecho y con la experiencia de aprendizaje vivida, me anticipé por seleccionar campos formativos y ejes articuladores que pudiesen apoyarme ante tal circunstancia, así como los contenidos y Procesos de Desarrollo de Aprendizaje (PDA) correspondientes al grado. Además, de revisar los libros de texto gratuitos (LTG) en busca de algún proyecto o proyectos que me ayudaran a fomentar la sana convivencia, el respeto, la tolerancia y aceptación a la diversidad. En esta ocasión pensé que no me “agarrarían mal parada”. En esta búsqueda encontré algunos, pero debía esperar a que comenzarán las clases para llevar a cabo la lectura de la realidad con base en la evaluación diagnóstica e implementarlos.
Así empezó la gran aventura, recibí al grupo, iniciaron las clases y desde la primera semana pude corroborar lo descrito en las fichas. Efectivamente había varias conductas disruptivas que impedían desarrollar el ritmo de una clase, debido a que había estudiantes que se agredían o jugaban a pelearse, no prestaban atención, no respetaban turnos y se acusaban unos a los otros a cada rato, lo que dificultó la resolución no violenta de conflictos. Aunado a ello, “Kevin” salía constantemente del salón y se escondía, sólo regresaba a éste cuando era hora del lunch o había realmente una actividad que le agradara. El resto de la jornada se la pasaba fuera y yo junto con él queriéndolo regresar, mientras en mis ausencias las y los otros alumnos (as) se agredían verbal y físicamente, creándose un caos dentro del aula. Sólo unos cuantos se mantenían en su lugar esperando a que yo regresara. Y cuando lograba que “Kevin” regresará, se ponía a gritar o agredir en medio de la clase. Los intentos por realizar actividades dinámicas de juego en el patio, para lograr su integración fueron nulas en varias ocasiones, pues prefería apartarse e irse a otro lado.
En alguna ocasión se me informó que había tomado unas tarjetas de juego que vendían en la papelería de la escuela esperando a que la persona que atendía en esos momentos estuviera distraída. Sabía que estaba ante una situación que me estaba rebasando, porque, aunque elaboraba mi planeación buscando implementar proyectos y actividades atractivas e interesantes para los estudiantes, no sabía cómo lidiar con la frustración y alteración que me causaba esta y otras disrupciones. Solo sabía que no era viable que me pusiera a gritar, insultar o regañar a mis estudiantes a pesar de la irritabilidad que sentía, misma que veía en otros de las y los alumnos que convergíamos en el mismo espacio. Por lo cual, era necesario buscar formas de calmar mis estados de estrés y angustia por no lograr “controlar” la situación y el clima tenso que se generaba en el salón.
Así que comencé a buscar cómo liberar el estrés y emplear estrategias que me mantuviera tranquila. Para fortuna, siempre me ha gustado investigar y capacitarse, y en ese proceso encontré redes de apoyo que me ayudaran a contener la situación. Como lo fue con la Doctora Pati Frola quien me dio algunas sugerencias para que “Kevin” ya no saliera constantemente del salón. De una manera fácil y sencilla me sugirió que empleará un reloj de pared en dónde se les señalará a todos(as) cuánto tiempo duraría la clase (40-45 minutos aproximadamente) y que entre clase y clase implementará pausas activas (baile, juego, dinámicas, entre otros) e involucrar al alumno y a otros a participar siendo ellos los que dirigieran la actividad. El objetivo era lograr que el alumno aprendiera a tolerar la frustración de no poder salir por algún tiempo del salón y que estuviera atento del reloj. Además, implementar “yoga para niños” para ayudar a bajar los niveles de estrés y tensión en el aula. Esta última llamó mi atención, pues a pesar de que en algunas ocasiones habría practicado la meditación, no creía que esto lo pudiesen lograr las y los estudiantes o que realmente les ayudará. Sin embargo, era inminente integrar nuevas estrategias y experimentar los resultados. Nuevamente me sumergí en los libros de texto de segundo grado y para mi suerte encontré el siguiente proyecto:
Proyecto comunitario: Yoga y sus emociones.
Libro de Texto Gratuito (LTG): Proyectos escolares segundo grado.
Contenido: Los efectos y su influencia en el bienestar.
Procesos de Desarrollo de Aprendizaje (PDA):
- Considera las reacciones emocionales para la toma de decisiones de forma asertiva ante situaciones de la vida diaria con el fin de lograr bienestar individual y colectivo.
- Reflexiona sobre experiencias personales en las que las emociones le ayudaron en la resolución de situaciones cotidianas.
Campo formativo: De lo humano a lo comunitario.
Eje articulador: Vida saludable
Escenario: Comunitario
Sin duda este era un proyecto idóneo para las sugerencias que me había dado tan excelente expertis como lo es la Doctora Pati Frola.
A continuación, describo cómo se implementaron dichas estrategias:
- Estrategia del reloj: la cual se implementó junto con los niños (as), para ello en el salón contábamos en un reloj análogo cuánto duraría la clase (45 minutos). Los estudiantes estaban al pendiente. Cada vez que terminaba este tiempo, implementa una dinámica entre ellas canciones de repetición como “El piojo Juancho”, “Mono banana”, “Percusión corporal con música de Mozart”, pasarela, baile de música pop, salir al patio y jugar “carreritas” o juegos tradicionales como “la licuadora”. En un principio yo los guiaba en estas actividades, pero en cuanto lo aprendieron comenzaron a participar por turnos dirigiendo las actividades. Lo sorprendente fue que “Kevin” mostró habilidad y entusiasmo por participar en la percusión corporal y la pasarela.
Lo que me llevaba a la reflexión de que a mi práctica educativa le faltaba un bagaje de estrategias pedagógicas diversificadas que atrajera el interés de los/las aprendientes. - Yoga y sus emociones: Esta estrategia se implementó casi de inmediato después de la del reloj y las pausas activas, comenzamos reconociendo las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, enojo, sorpresa y asco a partir de emojis. En asamblea, las y los alumnos compartieron situaciones en donde habían experimentado estas, así como los conflictos que terminaban en situaciones violentas (gritos, golpes, empujones, jalones, insultos, etc.) cuando se sentían estresados. Fue ahí donde abordamos las actividades propuestas en el proyecto descrito en el libro, ya que nos llevó a la reflexión de que sentirse bien ayuda a relacionarse mejor con las y los demás y a tomar decisiones acertadas. Se les solicitaron a los estudiantes llevar sus materiales necesarios: ropa cómoda, tapete y agua, y al otro día comenzamos con la práctica. Comenzando con técnicas de respiración y posturas de yoga tales como: “Flor y vela”, “El ocho”, “La Serpiente”, “El globo”, “La montaña”, “El pájaro”, “Guerrero 1”, “Árbol” y “El niño”. Aunque en un principio se les dificulta, con los días se fue creando un hábito. Ahora, era tiempo de compartir esta práctica con la comunidad por lo que se les solicitó de manera intencional, para involucrar a las familias grabaran un video con la ayuda de sus familiares en donde mostrarán cómo hacer las respiraciones y posturas, además de resaltar la importancia de esto como herramienta para alcanzar un estado de calma. Lo que si no estaba planeado en el proyecto eran las eventualidades como los sismos.
Sin embargo, esta fue la mejor parte del proyecto ya que ante este evento que nos tocó vivir en diciembre de 2023, las y los estudiantes y su servidora tuvimos la oportunidad de poner en práctica lo aprendido y compartirlo en el patio, después de que pasó la contingencia con otros grupos. Por último, para culminar este proyecto se llevó a cabo una presentación teatral donde asistieron padres de familia, alumnos de otros grados y docentes. En ésta la misma trama invitaba a los asistentes a realizar las respiraciones y posturas de yoga.
A la par de la implementación de este proyecto coincidió que tenía que tomar un curso para completar las 200 horas establecidos en la convocatoria de Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM) para la promoción horizontal, así que me decidí por el de “Alfabetización emocional: Cultivando habilidades para la gestión y comprensión de emociones” impartido por la Universidad Tecnológica de Puebla (UTP). En este aprendí sobre las emociones primarias y secundarias, la importancia de identificar nuestras emociones para tomar conciencia de ¿quién soy?, ¿cómo reaccionó ante lo que percibo? y ¿cuáles son mis áreas de mejora ante lo que percibo?, así como el síndrome de Burnout y cómo gestionar las emociones.
Principales cambios observados
Como en todo, cuando se lleva a cabo una introspección personal, una reflexión de la práctica docente y se identifican y aceptan las áreas de oportunidad que se tiene como agente educativo pueden surgir cambios significativos.
- Con la estrategia del reloj implementando las pausas activas pude observar que las y los estudiantes se mantenían por más tiempo tranquilos ya que sabían que cada 40 o 45 minutos habría cambio de actividad lo cual implicaba un juego, un baile, una dinámica lo cual disfrutaban mucho y sobre todo si les tocaba dirigir la actividad.
- Por otro lado, comprendí que, para fomentar una sana convivencia en el aula, requería introducir nuevos hábitos como el yoga, que me ayudarán a mantenerte en un estado tranquilo y relajado porque era la manera en que podía mostrar a las y los alumnos que hablar con “tino, tono y tacto” nos ayuda a fomentar relaciones sanas y a tomar decisiones más acertadas.
- El transitar del ideal de “alumnos modelos” (calladitos, sentaditos, tratándose unos a otros de forma respetuosa) al de “aprecio a la diversidad” (cada uno con características propias que aportan algo valioso a la sociedad) ha significado una gran reto y grandes dosis de paciencia, ya que implicó practicar el respeto, el diálogo, la escucha activa, porque al escuchar las ideas y motivaciones de las y los estudiantes comprendí el porqué de sus conductas y a menudo reacciones conflictivas que dificultan la convivencia con los demás. Abrir estos espacios de diálogo hicieron que las y los alumnos se acercarán con mayor confianza a platicarme lo que les sucedía tanto en la casa como la escuela, cómo se sentían y que proponían para mejorar su relación con los otros a través de la negociación.
- Concerniente a las conductas que manifestaba “Kevin” también se notaron grandes cambios, ya que logró integrarse con más facilidad a las actividades propuestas y mostrar mayor regulación de sus emociones. De hecho, al igual que otros estudiantes se volvió más participativo en clases, expresando sus sentimientos, pensamientos, puntos de vista y en diversas ocasiones proponiendo y utilizando la negociación para llegar a acuerdos con sus compañeros y compañeras. Aunque aún se le dificultó mantenerse del todo tranquilo se veía el esfuerzo y a menudo el compromiso que hacía para poder lograrlo.
- También hubo cambios considerables en las familias ya que percibí mayor apertura al diálogo cuando las citaba para tratar asuntos concernientes casi siempre por temas de conductas de sus hijos e hijas. El trato amable y respetuoso que se les dio y hacerles sentir realmente parte de la comunidad educativa, hizo que se condujeran con respeto hacia mi persona, hacia otros padres y muchos de ellos hacia sus propios hijos a quienes a menudo violentaron, gritándoles o desvalorizándolos. Considero que gran parte de estos resultados fueron gracias a que me mantenía por más tiempo en estados de relajación y por ende mis formas de reaccionar y conducirme con ellos eran más acertadas.
Una de las anécdotas más satisfactorias que me dejan un buen sabor de boca fue el día en que estando en plena práctica de yoga, nos alcanzó un temblor en la escuela, creo que la relajación que manifestamos en esos momentos las, los alumnos y yo, nos hizo tomar tranquilamente la situación. Recuerdo que ese día salimos a la zona de seguridad porque escuchamos la alarma sísmica, tomamos nuestro lugar y sentados y relajados motivamos a las y los estudiantes a seguir con nuestras técnicas de respiración. Verlos totalmente tranquilos fue sorprendente y ahí me di cuenta que introducir nuevos hábitos a nuestra vida como lo es la práctica de yoga y la respiración consciente realmente funciona para enfrentar situaciones que quizá en otro estado nos alteraría profundamente.
En general, la tensión en el aula disminuyó, las relaciones maestra-alumnos, alumnos-alumnos, maestra- familia, familia-alumnos han mejorado sintiéndose un clima más armonioso y colaborativo.
Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes
Querido/a colega:
El asumir el reto de ser referentes y modelos en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos en el ámbito educativo no es fácil, pero si estamos en constantes estados de alteración debido a las múltiples tareas y responsabilidades que requerimos atender y que a menudo nos agobian será mucho más difícil. Por ello considero que es nuestra responsabilidad buscar todas las formas y redes de apoyo que estén a nuestro alcance para nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual. Recordemos que antes de ser docentes somos seres humanos con diversas necesidades y una de ellas es sentirnos tranquilos, en paz y relajados para disfrutar de lo que la vida nos regala. Esto a su vez será un reflejo para quienes nos rodean, sobre todo para nuestros estudiantes a quienes requerimos reconocerlos como seres humanos dignos de tratos justos y respetuosos, que se sientan incluidos y apreciados por nosotros y los demás. Sin duda, lo cual contribuirá a climas más armoniosos y de sana convivencia.
Ser estables emocionalmente y tener paciencia, cuando se nos acaba la paciencia requiere incorporar prácticas básicas y habituales como: dormir bien, alimentarnos e hidratarnos adecuadamente, hacer ejercicio, abrir espacios para la introspección, meditación, esparcimiento y la diversión porque quizás nuestros estudiantes no conocen esta estabilidad en sus hogares, por lo que el docente y el aula nos volvemos en estos modelos que les permitan conocer este tipo de estabilidad y con mayores posibilidades de que también las lleven a la práctica.
Yo la encontré a partir de expresar pensamientos, sentimientos y emociones con mis redes de apoyo complementado con la práctica de yoga y las respiraciones conscientes junto con mis estudiantes para tomar decisiones más asertivas. Les invito a que busquen también sus redes de apoyo para no llevar la carga tan pesada que a menudo se vuelve la labor docente y todo lo que implica, a veces solo se requiere de un cambio de paradigma o de paradigmas y de prácticas más saludables.
Y si en tu caso querido/a colega ya cuentas con estas redes de apoyo y buenas prácticas ¡Felicidades! segura estoy que tenemos mucho que aprender de ti, no dejes de compartirnos.
Con aprecio su amiga y servidora:
Mtra. Brenda Nidia Montalvo López.
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