Blog del Faro

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La calificación como un complemento de la evaluación formativa en la NEM

En este documento la Mtra. Azalia Griselda Martínez Hinojosa, docente frente a grupo de la escuela Normal Urbana Cuauhtémoc en Nuevo Laredo, Tamaulipas, buscó implementar la evaluación formativa, junto con sus diversos instrumentos de calificación, durante las jornadas de prácticas profesionales de los estudiantes normalistas en escuelas primarias, con el fin de examinar su efectividad en el desempeño docente. En esta buena práctica se diseñaron instrumentos de evaluación alineados con los lineamientos de la Nueva Escuela Mexicana y los principios de la evaluación formativa establecidos en el Plan 2022, los cuales permitieron medir de manera efectiva el progreso y el aprendizaje de los estudiantes. Estos instrumentos fueron implementados en las escuelas de prácticas con el propósito de recopilar datos precisos sobre el rendimiento académico de los estudiantes y su desarrollo en las áreas pertinentes del currículo. Se emitieron calificaciones fundamentadas en los resultados obtenidos a través de la evaluación formativa y los diferentes instrumentos utilizados, proporcionando una justificación detallada de los valores numéricos asignados. Además, se identificaron áreas de mejora en la práctica educativa y se propusieron recomendaciones específicas para su implementación efectiva. Esta sistematización forma parte del 4° Foro de Buenas Prácticas, ante los desafíos de la Nueva Escuela Mexicana, que esta organizado por un grupo colaborativo que incluye a Grupo Loga, el Faro Educativo de la IBERO, Proeducación, Pauta y Renaced, así como la Red de Mujeres Unidas por la Educación. El objetivo es compartir y promover las mejores prácticas educativas para enfrentar los desafíos de la Nueva Escuela Mexicana.

Comienza la conversación

Azalia Griselda Martínez Hinojosa
Docente frente a grupo
Escuela Normal Urbana Cuauhtémoc
Nuevo Laredo, Tamaulipas

Ubiquemos la buena práctica

Categoría: Evaluación en el Plan 2022
Nivel y modalidad educativa: Superior, presencial
Grado escolar: 3° y 5° semestre de la Licenciatura en Educación Primaria
Turno: Matutino

Fines perseguidos

Como docente del trayecto de Prácticas Profesionales en una institución pública dedicada a la formación de docentes de la Licenciatura en Educación Primaria, así como de cursos relacionados con las matemáticas en la Malla Curricular del Plan 2022, he observado que los normalistas a menudo consideraban la evaluación como un requisito más que debían cumplir, sin comprender su verdadero valor en el ámbito educativo. Por lo tanto, es fundamental que tomen conciencia de que la calificación es una parte primordial de la evaluación formativa.

La inclusión de la calificación implica la institucionalización del proceso educativo y la estructuración del sistema escolar. A través de la asignación de una calificación, se certifica si los estudiantes han adquirido o no ciertos conocimientos, lo que determina su progreso de un ciclo escolar al siguiente. (Secretaría de Educación Pública, 2022, p. 58)

La calificación demanda criterios transparentes y bien definidos tanto para los docentes como para los estudiantes. Asimismo, es fundamental tener en cuenta una variedad de evidencias que reflejen el desempeño y los logros de los estudiantes, así como disponer de instrumentos adecuados para valorarlos. La calificación y la acreditación se complementan con la evaluación formativa, fortaleciendo de esta manera el proceso educativo.

La calificación desempeña un papel crucial al certificar los logros de los estudiantes en su proceso escolar. Es un reflejo de su dedicación, esfuerzo y comprensión de los contenidos académicos. Más allá de ser un simple número o letra, la calificación representa el resultado tangible del aprendizaje y el progreso individual de cada estudiante a lo largo del tiempo. Es un indicador importante tanto para los propios estudiantes como para los docentes y las instituciones educativas, ya que proporciona información valiosa sobre el nivel de dominio de los contenidos y habilidades desarrolladas durante el período de estudio.

El pensamiento didáctico crítico implica una reflexión profunda sobre los métodos, estrategias y enfoques pedagógicos empleados en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Va más allá de la simple aplicación de técnicas educativas, ya que busca cuestionar y analizar de manera continua la eficacia y pertinencia de las prácticas didácticas en el contexto específico del aula. Este enfoque invita a los docentes a examinar críticamente sus propias creencias, valores y supuestos sobre la educación, así como a considerar las diversas perspectivas teóricas y evidencias empíricas que respaldan sus decisiones pedagógicas. El pensamiento didáctico crítico promueve la adaptabilidad, la innovación y la mejora constante en la práctica docente, con el objetivo último de optimizar el proceso de aprendizaje de los estudiantes y fomentar su desarrollo integral.

El aprendizaje se erige como un proceso dinámico y significativo cuando los estudiantes integran la información proveniente de su entorno cotidiano en relación con su proyecto de formación. Esta interacción se manifiesta a través de una diversidad de elementos curriculares y vivencias habituales que abarcan desde lo abstracto y lo simbólico hasta lo material y lo afectivo. Es en este cruce de experiencias donde los estudiantes no solo adquieren conocimientos, sino que también desarrollan habilidades para comprender, interpretar y aplicar la información en contextos diversos, fortaleciendo así su capacidad de reflexión crítica y su autonomía como aprendices. (Secretaría de Educación Pública, 2022, p. 87).

Objetivo general: Implementar la evaluación formativa, junto con sus diversos instrumentos de calificación, durante las jornadas de prácticas profesionales de los estudiantes normalistas en escuelas primarias, con el fin de examinar su efectividad en el desempeño docente

Objetivos específicos:

  • Diseñar instrumentos de evaluación alineados con los lineamientos de la Nueva Escuela Mexicana y los principios de la evaluación formativa establecidos en el Plan 2022, que permitan medir de manera efectiva el progreso y el aprendizaje de los estudiantes.
  • Implementar los instrumentos de evaluación en las escuelas de prácticas, con el propósito de recopilar datos precisos sobre el rendimiento académico de los estudiantes y su desarrollo en las áreas pertinentes del currículo.
  • Emitir calificaciones fundamentadas en los resultados obtenidos a través de la evaluación formativa y los diferentes instrumentos utilizados, proporcionando una justificación detallada de los valores numéricos asignados. Además, identificar áreas de mejora en la práctica educativa y proponer recomendaciones específicas para su implementación efectiva.

Puntos clave de la práctica

La idea que fundamentó esta Buena Práctica se originó en la necesidad de preparar de manera integral a los futuros docentes, abordando específicamente el diseño y la aplicación de instrumentos de evaluación. Durante el proceso de formación, los estudiantes exploran y analizan diversos instrumentos de evaluación en el aula, los cuales son revisados por el docente de la escuela normal. Posteriormente, los futuros profesores aplican estos instrumentos durante sus jornadas de prácticas intensivas en diferentes escuelas primarias de la localidad. Tras completar estas prácticas y regresar a la institución formadora de docentes, se lleva a cabo una reflexión colectiva sobre la labor docente de los estudiantes normalistas en las escuelas donde realizaron sus prácticas. Este proceso permite una retroalimentación significativa y contribuye al desarrollo continuo de las habilidades pedagógicas de los futuros docentes.

Durante una sesión en la que se pidió a los alumnos que compartieran oralmente sus logros en relación con la evaluación, una alumna expresó su frustración al no encontrar sentido en la aplicación de los instrumentos de evaluación que habían diseñado. Señaló que, desde su perspectiva, estos instrumentos carecían de impacto y relevancia en su práctica educativa diaria, y no le resultaban útiles. Este comentario destacó la necesidad de reflexionar sobre la efectividad y pertinencia de los instrumentos de evaluación, así como de considerar cómo podrían ser mejorados para que realmente contribuyan al desarrollo y mejora del proceso educativo.

A partir de este punto, decidí modificar la estrategia de aplicación de los instrumentos de evaluación. Les pedí a los estudiantes que, tomando como referencia los principios de la Nueva Escuela Mexicana y la evaluación formativa, elaborarán un registro detallado sobre los logros alcanzados y las áreas de oportunidad identificadas en sus alumnos de la escuela primaria. Además, les solicité que entregaran de manera semanal al docente titular del grupo una evaluación del campo formativo de Saberes y Pensamiento Científico. Este cambio en la metodología de evaluación tenía como objetivo principal mejorar la relevancia y utilidad de los instrumentos de evaluación, asegurando así una retroalimentación más efectiva y un seguimiento más cercano del progreso de los estudiantes.

Es de vital importancia identificar las etapas de la evaluación formativa para tener un panorama de lo que debemos abordar en cada una de ellas, a continuación, se describe cada una de ellas:

Planeación: En esta etapa, se establecen los objetivos y criterios de evaluación en consonancia con los principios y metas de la Nueva Escuela Mexicana. Los docentes diseñan estrategias y actividades de evaluación que promueven el desarrollo integral de los estudiantes, teniendo en cuenta sus necesidades, intereses y contextos socioculturales. Además, se definen los instrumentos de evaluación que se utilizarán para medir el progreso y el aprendizaje de los estudiantes de manera equitativa y significativa.

Realización: Durante esta etapa, se llevan a cabo las actividades de evaluación planificadas. Los docentes implementan los instrumentos de evaluación de manera adecuada, proporcionando a los estudiantes oportunidades para demostrar sus conocimientos, habilidades y competencias en diferentes contextos y situaciones de aprendizaje. Se fomenta la participación activa de los estudiantes en el proceso de evaluación, promoviendo la autoevaluación y la coevaluación como herramientas para el desarrollo de la metacognición y la autonomía.

Valoración: En esta etapa, se recopilan y analizan los resultados de la evaluación para obtener una comprensión holística del progreso y el desempeño de los estudiantes. Los docentes utilizan criterios claros y objetivos para interpretar los datos de manera justa y precisa, identificando los logros alcanzados y las áreas de oportunidad para cada estudiante. Además, se proporciona retroalimentación constructiva y oportuna a los estudiantes, brindándoles orientación para mejorar su rendimiento académico y su desarrollo personal.

Ajuste: Finalmente, en esta etapa, se realizan los ajustes necesarios en el proceso de enseñanza y aprendizaje en función de los resultados obtenidos en la evaluación. Los docentes revisan y adaptan sus prácticas pedagógicas, así como los planes de enseñanza, para atender las necesidades individuales y colectivas de los estudiantes de manera más efectiva. Se promueve la reflexión continua sobre la práctica docente, fomentando la mejora continua y la innovación en el aula en línea con los principios y valores de la Nueva Escuela Mexicana. (Secretaría de Educación Pública, 2023, p. 62)

Principales cambios observados

La Buena Práctica se implementó con el propósito de beneficiar al grupo en su conjunto, aunque se centró en atender de manera particular el caso de una estudiante que expresó dificultades para encontrar sentido en su trabajo en relación con la evaluación. A través de un enfoque centrado en la evaluación formativa y la reflexión continua, se buscó proporcionar a esta estudiante las herramientas y el apoyo necesario para que pudiera comprender la importancia y la relevancia de su trabajo académico. Durante este proceso, se promovió un espacio de diálogo abierto y constructivo, en el que la estudiante pudo expresar sus inquietudes y recibir retroalimentación personalizada. Como resultado, se observaron cambios significativos en su actitud y compromiso hacia el aprendizaje, así como una mejora en su desempeño académico y su bienestar socioemocional. Este enfoque individualizado también tuvo un impacto positivo en el resto del grupo, al fomentar una cultura de apoyo mutuo y colaboración en el aula. En última instancia, la Buena Práctica demostró su capacidad para generar cambios tanto a nivel individual como colectivo, fortaleciendo así la comunidad escolar en su conjunto.

La Buena Práctica se enfocó en la creación de instrumentos de evaluación alineados con los principios y criterios establecidos en la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Estos instrumentos permitieron que los docentes normalistas describieran de manera específica los conocimientos adquiridos por los estudiantes de la escuela primaria. Anteriormente, en semestres pasados, los estudiantes solo se les requería completar listas de cotejo u otros instrumentos que se adaptaban a las actividades específicas a realizar. Sin embargo, estas herramientas de evaluación eran percibidas únicamente como un requisito que debían cumplir, lo que llevaba a descuidar el verdadero significado y utilidad de la evaluación formativa. En esta Buena Práctica, se buscó cambiar esa percepción al proporcionar a los estudiantes una comprensión más profunda de la evaluación formativa y cómo esta puede contribuir significativamente al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los principales cambios observados como resultado de la implementación de la Buena Práctica fueron significativos en los docentes normalistas. Se realizó la práctica en dos momentos distintos, en el primero durante el tercer semestre y en su primera jornada de práctica como alumnos practicantes que desarrollan contenidos, los alumnos tomaron en cuenta algunos criterios que forman parte de la evaluación formativa y otros no, además en su justificación se centran en elementos como la conducta, la asistencia y el uniforme por lo que no lograron comprenden al máximo lo que corresponde a la evaluación formativa en su primer acercamiento. En un segundo momento, ya en cuarto semestre y con una orientación más profunda sobre lo que marca la NEM en cuanto a evaluación se refiere y con apoyo de la escalera de la retroalimentación podemos ver el progreso en cuanto a los criterios que tomaron en cuenta para emitir una calificación, los elementos que describen en la justificación los cuales se centran en los Procesos de Desarrollo de los estudiantes que se encuentran en los programas sintéticos, los conocimientos previos, actitudes y habilidades, fortalezas y estilos de aprendizaje. Del mismo modo, realizaron una retroalimentación en los trabajos de los alumnos de primaria.

Se destacó su capacidad para describir detalladamente los conocimientos de los estudiantes de manera particular, lo que les permitió un acercamiento más profundo y personalizado hacia sus alumnos de la escuela primaria. Esta habilidad les brindó una mejor comprensión de las necesidades individuales de cada estudiante y les permitió adaptar de manera más efectiva sus planes didácticos en función de los resultados de la evaluación obtenidos a través de los instrumentos diseñados por ellos mismos. Como resultado, los docentes normalistas pudieron ofrecer una enseñanza más personalizada y centrada en el estudiante, lo que contribuyó a mejorar el proceso de aprendizaje y el rendimiento académico de los alumnos de la escuela primaria. Además, este enfoque fortaleció la relación entre los docentes y los estudiantes, creando un ambiente de confianza y colaboración en el aula. En resumen, la implementación de la Buena Práctica generó cambios significativos en la práctica docente de los normalistas, mejorando así la calidad de la educación impartida en la escuela primaria.

La Buena Práctica se implementó en las asignaturas de Probabilidad y Estadística, así como en Intervención Didáctico-Pedagógica y Trabajo Docente, como parte de la malla curricular de las escuelas Normales a nivel nacional, conforme al plan de estudios de la licenciatura en Educación Primaria del año 2018. Posteriormente, esta práctica se integró en el campo formativo de Saberes y Pensamiento Científico en educación básica, en concordancia con los lineamientos de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), según el plan de estudios de 2022. De esta manera, la Buena Práctica se aplicó en diversas áreas curriculares y se reflejó en la formación de los futuros docentes para la educación primaria, contribuyendo así a mejorar la calidad de la enseñanza en las escuelas primarias de todo el país.

El papel del maestro o maestra fue fundamental para el éxito de la Buena Práctica. En primer lugar, el docente desempeñó un rol crucial al reconocer y atender las necesidades expresadas por los estudiantes, especialmente ante la percepción de falta de utilidad de los instrumentos de evaluación utilizados anteriormente. A través de su capacidad de escucha activa y su disposición para adaptar las estrategias de enseñanza, el docente pudo generar un ambiente propicio para el diálogo abierto y la reflexión conjunta sobre la evaluación formativa. Además, el docente brindó orientación y apoyo a los alumnos normalistas durante el proceso de diseño y aplicación de los nuevos instrumentos de evaluación, promoviendo así su participación activa y su compromiso con la Buena Práctica.

Por otro lado, los alumnos normalistas jugaron un papel fundamental al diseñar con conciencia los recursos que iban a utilizar en la evaluación formativa. Su compromiso y dedicación en esta tarea contribuyeron significativamente al éxito de la Buena Práctica, ya que permitieron que los instrumentos de evaluación fueran más relevantes y significativos para los estudiantes de la escuela primaria. En conjunto, el trabajo colaborativo entre el maestro/a y los alumnos normalistas fue esencial para lograr los objetivos planteados y generar un impacto positivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Para implementar la Buena Práctica, se requirió una variedad de recursos. En primer lugar, fue fundamental contar con acceso a las escuelas de práctica de educación primaria, ya que estas proporcionan un entorno real donde los futuros docentes pueden aplicar y desarrollar sus habilidades pedagógicas. Además, se utilizaron diversos instrumentos de evaluación diseñados específicamente para alinearse con los requerimientos de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) en relación con la evaluación formativa, tal como se sugiere en los documentos rectores del plan educativo. Estos instrumentos fueron elaborados por los propios alumnos normalistas y fueron clave para medir el progreso y el aprendizaje de los estudiantes de la escuela primaria de manera significativa y equitativa.

Además, se emplearon recursos digitales, como la plataforma Classroom, para facilitar la recopilación y el seguimiento de las evidencias de trabajo de los alumnos. Esta herramienta proporcionó un medio eficaz para que los alumnos pudieran subir sus evidencias de manera organizada y accesible para el docente, lo que contribuyó a agilizar el proceso de evaluación y retroalimentación. En resumen, la implementación exitosa de la Buena Práctica requirió una combinación de recursos físicos, pedagógicos y tecnológicos para garantizar su efectividad y relevancia en el contexto educativo.

La actividad más exitosa de la Buena Práctica fue, sin duda, el proceso de aprendizaje que experimentaron los estudiantes normalistas en relación con la asignación de calificaciones. Más allá de simplemente establecer un valor numérico, esta actividad promovió una reflexión profunda sobre el aprendizaje de los estudiantes y la propia labor docente desempeñada en los grupos de prácticas. Los estudiantes no solo adquirieron habilidades prácticas para diseñar y aplicar instrumentos de evaluación, sino que también desarrollaron una comprensión más profunda de la evaluación formativa y su importancia en el proceso educativo. Este proceso les permitió integrar de manera más significativa los principios y criterios de la Nueva Escuela Mexicana en su práctica docente, preparándolos de manera más efectiva para enfrentar los desafíos del aula y promover el éxito académico y socioemocional de sus futuros estudiantes. En resumen, esta actividad fue exitosa no solo por los resultados tangibles que produjo, sino también por el impacto transformador que tuvo en la mentalidad y la práctica profesional de los estudiantes normalistas.

Entre colegas: recomendaciones para hacer uso de la estrategia o de sus componentes

Con relación al logro de los objetivos siendo estos, diseñar instrumentos de evaluación alineados con los lineamientos de la Nueva Escuela Mexicana y los principios de la evaluación formativa establecidos en el Plan 2022: Es crucial que los maestros diseñen instrumentos de evaluación que estén en consonancia con los lineamientos educativos actuales y las necesidades de los estudiantes. Para lograrlo, es fundamental mantenerse actualizado sobre los cambios en los planes de estudio y metodologías educativas, como se menciona en las recomendaciones. Esto asegura que los instrumentos de evaluación sean relevantes, significativos y efectivos para medir el progreso y el aprendizaje de los estudiantes de manera adecuada.

Implementar los instrumentos de evaluación en las escuelas de prácticas: La recomendación de realizar evaluaciones continuas y escuchar las reflexiones de los estudiantes sobre su aprendizaje se alinea con el objetivo de implementar los instrumentos de evaluación en las escuelas de prácticas. La retroalimentación obtenida de los estudiantes durante este proceso permite ajustar y mejorar los instrumentos de evaluación en tiempo real, garantizando su efectividad y relevancia en el proceso de enseñanza – aprendizaje.

Emitir calificaciones fundamentadas e identificar áreas de mejora en la práctica educativa: La reflexión sobre el aprendizaje de los estudiantes y la autoevaluación de la labor docente, tal como se recomienda, son fundamentales para emitir calificaciones fundamentadas e identificar áreas de mejora en la práctica educativa. Al escuchar las reflexiones de los estudiantes y autoevaluar nuestra labor docente, podemos justificar de manera más precisa los valores numéricos asignados en las calificaciones y proponer recomendaciones específicas para mejorar la práctica educativa en consecuencia. Esto contribuye a examinar la efectividad de la evaluación formativa en el desempeño docente, tal como se establece en el objetivo general de la Buena Práctica.

Compartimos una serie de recomendaciones para otros maestros que deseen utilizar la estrategia o actividades de la Buena Práctica:

Realizar evaluaciones continuas: Integrar la evaluación formativa como una parte fundamental del proceso educativo, permitiendo a los estudiantes reflexionar sobre sus propios logros y áreas de mejora. Escuchar las reflexiones de los estudiantes acerca de su aprendizaje brinda valiosa retroalimentación y nos permite autoevaluar nuestra labor docente, identificando áreas de fortaleza y oportunidades de mejora.

Mantenerse actualizados: Estar al tanto de los cambios en los planes de estudio y metodologías educativas es esencial para adaptar nuestras prácticas docentes a las necesidades y demandas del entorno educativo actual. Reconocer las transformaciones generacionales nos permite replantear nuestro quehacer educativo de manera efectiva y relevante para los estudiantes.

Utilizar los documentos rectores: Tomar en cuenta los documentos rectores proporcionados por la Secretaría de Educación Pública como guía para nuestra práctica educativa. Estos documentos ofrecen lineamientos y criterios fundamentales que nos ayudan a orientar nuestras actividades y estrategias pedagógicas de acuerdo con las políticas educativas vigentes.

Al seguir estas recomendaciones, los maestros podrán implementar la estrategia o actividades de la Buena Práctica de manera efectiva, promoviendo así un aprendizaje significativo y una enseñanza de calidad para sus estudiantes.


 

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